El pony colorado, de John Steinbeck


Empiezo esta reseña declarando mi absoluta admiración por la escritura de John Steinbeck. No pretendo ser imparcial ni objetiva sino convencer a cualquiera que no lo haya leído de la absoluta necesidad de salir corriendo a su biblioteca o a su librería para hacerse con uno de sus libros y empezar a disfrutarlo. (Desaconsejo mucho La perla, o, al menos, que este libro sea la primera aproximación a Steinbeck, aunque tenga tanta fama... Pero ese es otro tema). Steinbeck es un dios de la escritura.

Describe un paisaje y no te lo imaginas, no lo ves en tu cabeza, Steinbeck consigue transportarte allí, al universo de su infancia en este caso. Ves las montañas, escuchas el viento, sientes el frío, te mojas con la lluvia, tragas el polvo y sientes el pesado calor del verano californiano.

Steinbeck no crea personajes, hace que te parezcan personas de carne y hueso y que vivas la narración desde dentro de ellos, consigue envolverte y hacerte a ti un personaje más de la historia... Y en este caso te hace retroceder a tu infancia.

Empiezas a leer y eres un niño de diez años, impaciente por ser mayor, por poder hacer cosas de adultos. Tu padre te impone respeto y tu madre se encarga de que te sientas protegido. Quieres tener un caballo, quieres cuidarlo, quieres aprender a montarlo. Quieres saber qué hay detrás de las grandes montañas que se ven desde los terrenos de la granja que tu padre y Billy trabajan mientras tú vas a la escuela. Quieres conocer historias y estás ansioso por entrar en ese mundo de los adultos que se te antoja inalcanzable y lleno de secretos que merece la pena conocer.

El Pony colorado, recoge cuatro relatos, escritos por John Steinbeck entre 1933 y 1934, y que son en parte autobiográficos porque se situán en las colinas del valle de Las Salinas cerca de la ciudad de Monterrey donde él se crió y donde años más tarde situaría sus novelas Cannery Row, Dulce Jueves y Tortilla Flat.

“El regalo” y “La promesa” giran en torno al niño, los caballos y la espera de algo que se desea profundamente y que finalmente no sucede o lo hace superando un gran obstáculo que entibia la alegría por la consecución del deseo. En los otros dos relatos, “Las grandes montañas” y “El guía de la expedición”, aparece un personaje externo anciano (“Gitano” en el primero y el abuelo en el segundo) que con su presencia introduce en la perspectiva del niño de diez años, para el que sólo existe el presente, la idea de la muerte futura hacia la que todos caminamos y el concepto de un pasado al que jamás se puede volver pero del que no podemos librarnos.

Con Steinbeck eres (vuelves a ser) un niño de diez años impaciente porque el tiempo pasa muy despacio. Revives el momento en el que descubres que ser adulto no consiste en saberlo todo, en poderlo todo. El descubrimiento de esa realidad abre una brecha en el mundo infantil de la que ya no puedes escapar. La certeza de que los padres, los adultos, no lo saben todo y la idea de que por tanto tú caminas hacia un futuro incierto en el que no encontrarás todas las respuestas a las preguntas que te haces y sientes provoca un vértigo que marca el final de la infancia.

“Durante un momento creyó ver un punto negro que se arrastraba cerro arriba en la lejanía. Jody pensó en el estanque y en Gitano. Y pensó en las grandes montañas. Un sentimiento de añoranza se apoderó de él, y era tan agudo que deseó poder llorar para arrancárselo del pecho. Se tumbó sobre la hierba verde, junto al barreño redondo del agua, en el borde de los matorrales. Se cubrió los ojos con los brazos y permaneció allí largo rato, lleno de una tristeza sin nombre.”

Steinbeck te lleva otra vez a tus diez años, al momento en el que comprendiste que hacerse mayor quizás no era tan buen plan y que ser adulto significa sufrir con un dolor profundo que no se calma con un paseo o una siesta en la hierba.

La traducción y el prólogo de José Luis Piquero son excepcionales igual que la edición de Navona Editorial.

Publicado por Molinos   


2 comentarios:

  1. A mí me has dado muchas ganas de leerlo, Molinos. Nunca he leído nada de Steinbeck, pero me voy a animar.

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  2. Fran si vas a leer a Steinbeck te recomiendo empezar por Cannery Row es una maravilla que te enganchará a Steinbeck para siempre.

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