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Persépolis, de Marjane Satrapi


Me hace mucha ilusión iniciarme como colaboradora en este blog con Persépolis, la opera prima de Marjane Satrapi, pues se trata de uno de esos libros que son realmente especiales para mí. En esta novela gráfica Satrapi narra sus vivencias en Irán durante y tras la Revolución Islámica (que no fue tal en principio). Estamos, por tanto, ante una autobiografía. Me gusta comparar este libro con el Diario de Ana Frank. Al fin y al cabo se trata de circunstancias bastante parecidas: ambas son niñas padeciendo la barbarie.

La lectura de Persépolis me parece enriquecedora a muchos niveles. Por un lado, se trata de una fuente de información bastante interesante sobre lo que ocurrió en Irán en aquellos años. Cuando Persépolis cayó en mis manos yo no sabía nada de Irán, más allá de lo que aparecía en los medios, y mucho menos tenía nociones de su historia. Yo pensaba, estúpidamente, que en Irán las cosas siempre habían sido así. Me sorprendí descubriendo, ¡en las páginas de un cómic!, un Irán muy diferente: con grandes desigualdades sociales, sí, pero muy occidentalizado. No había ni rastro de ese Irán opresivo que veía en las noticias. Qué cosas, ¿verdad? Un día vuelves a casa quejándote del montón de deberes que te han puesto en el Liceo Francés y al día siguiente está cerrado y, mientras te pones el velo, te planteas si vas a poder seguir educándote...

También es una obra muy interesante a nivel humano. En primer lugar, creo que proporciona una ocasión perfecta para acercarnos a otra cultura. No es que Persépolis esté narrado por una persona totalmente ajena a Occidente: Marjane Satrapi vive actualmente en Francia y pasó parte de su juventud en Austria. Sin embargo es innegable que en su forma de contar su historia están muy presentes sus raíces persas, su cultura, su religión. De esta manera podemos entrar en contacto con ellos desde nuestra propia perspectiva. Persépolis es una manera de acercarnos a Irán y al islam desmontando prejuicios casi sin darnos cuenta. 

Además, es difícil no estremecerse tras leer Persépolis. Se trata de esa clase de estremecimiento que nos humaniza, que nos hace empatizar con otros humanos que están lejos en el espacio y en el tiempo. Nos obliga a detectar y detestar las injusticias. Y nos pone en contacto con esa parte oscura del género humano que, al parecer, estamos lejos de poder dominar. 

El cómic, si te detienes a analizarlo, es muy duro. Sin embargo, la manera que Marjane Satrapi tiene de narrarlo en ambos planos, el visual (simple, rozando la caricatura) y el lingüístico, hace que esta obra pueda leerla un adolescente sin traumatizarse y un adulto sin perder el estómago. Es fascinante cómo pone humor en situaciones que son cualquier cosa menos graciosas. Supongo que ese es uno de los grandes méritos de Persépolis: narrar el drama a la vez que dibuja una sonrisa en la cara del lector. A pesar de todo hay ocasiones en las que es imposible no dar un respingo.

En cuanto a los temas que atraviesan el cómic son tantos y tan diversos... Persépolis da para un análisis profundo y concienzudo. A través de Marjane entramos en contacto con la guerra, la inmigración, la pobreza, la religión, las drogas, el abandono, la rebeldía, la dictadura, la opresión, el amor y el desamor... Y la lista podría seguir.

Se trata de una novela gráfica informativa a la vez que entretenida, intensa a la vez que amena, seria a la vez que divertida. Una de esas lecturas extrañas que no dejan indiferente. 

Si tuviera que daros una razón para leer Persépolis sería que es uno de esos libros capaces de cambiar la manera de ver el mundo de una persona. Y añadiría que no creo que haya nadie que, después de leerlo, pueda decir que el cómic es una cosa de niños.

Publicado por Bettie Jander   

La muerte del padre, de Karl Ove Knausgård


Brutal. Sobrecogedor. Enorme. Y podría seguir así indefinidamente. Hacía años que no leía un libro de esos que cierras con el corazón encogido, sabiendo que, de alguna manera, te ha cambiado la vida.

La muerte del padre es el primer volumen de una colección de seis novelas autobiográficas, recogidas bajo el provocador título de Mi lucha. Por lo que he podido indagar en internet, Knausgard había publicado con anterioridad dos novelas, ambas premiadas y alabadas, y se encontraba en un momento de crisis existencial, planteándose incluso su valía como escritor y su talento. Después de una temporada desesperante, en la que no conseguía producir nada, se puso como meta escribir 20 páginas diarias, de una "manera embarazosamente confesional, contando cosas íntimas de las que nunca había hablado antes." Así surgieron los seis volúmenes de Mi lucha, cada uno dedicado a una temática específica, aunque no única, y con una estructura bastante peculiar.

La primera de ellas está dedicada a desnudar la relación con su padre -una personalidad despótica y fría-, el impacto que le provocó su muerte -alcoholizado- y sus sentimientos, parte de su infancia, adolescencia y sus propias percepciones como padre de tres niños pequeños. Es una novela un tanto caótica, pues oscila entre anécdotas eternas -una fiesta de fin de año, rutinas escolares, su bloqueo creativo frente al ordenador, etc...-, de las que se aparta para elaborar reflexiones que rayan el ensayo filosófico, sin ningún orden cronológico o lógico aparente, pero que, sin embargo, transmiten una sensación de unidad casi natural. Se le ha comparado con Proust por esto mismo y, aunque es verdad que su proyecto podría calificarse de proustiano, el impacto y la crudeza con la que escribe Knausgard, su frialdad y falta de pudor y pomposidad le hacen, en mi opinión, más cercano y, por lo tanto, mucho más terrible.

Yo he leído la novela con un nudo en el estómago y la sensación de estar asomándome a un abismo, oscuro y familiar al mismo tiempo. No comparto vivencias con él en ningún sentido y, de hecho, incluso me atrevería a afirmar que es una novela muy masculina, pero a pesar de ello he sentido como si reviviese su historia. Imagino que el hecho de saber que es autobiográfico es lo que aumenta esta impresión.

Supongo que sobra decir que lo recomiendo fervientemente y que ya me he hecho con el segundo volumen de la colección. Aunque, claro está, primero tengo que terminar de digerir este.


     FÁTIMA CASASECA
                                                               

Una reina en el estrado, de Hilary Mantel


Todo el mundo ha oído hablar de Anne Boleyn. Todo el mundo sabe que fue una de las esposas de Enrique VIII de Inglaterra. También es conocido que, según dicen las malas lenguas, fue la causante del nacimiento del hoy conocido como Anglicanismo, religión derivada de la católica que establece al rey como cabeza de la Iglesia dentro del imperio, resumiendo muy mucho lo que conllevó esta escisión. Y, por supuesto, todo el mundo sabe que fue decapitada por profanar su cuerpo real por tener relaciones sexuales con hombres que no eran el rey. Vamos, que fue decapitada por lo que hoy en día se conoce como un ataque de cuernos, simplificando mucho las causas de la caída de esta reina. Y en torno al último año de esta mujer va girando la novela, pero a través de la visión de Thomas Cromwell, humilde hijo de herrero que llega a lo más alto de la jerarquía inglesa gracias a su astucia e inteligencia.

La historia es parte de una trilogía sobre Thomas Cromwell. Esto lo supe después, cuando, enamorada de este período de la historia de Inglaterra como soy, investigué un poco más sobre la autora, Hilary Mantel. La primera parte, En La Corte Del Lobo, consiguió el premio Booker en 2009, al igual que su sucesora, Una Reina En El Estrado, en 2012. A pesar de no haber leído la primera parte de la trilogía, se consigue seguir perfectamente este pedazo de la historia más enrevesada y polémica, en mi opinión, de la Inglaterra más oscura y secreta.

Hilary Mantel, a través de la voz de Thomas Cromwell, nos narra el ascenso de Jane Seymour, la tercera esposa y madre del único heredero varón legítimo que tuvo Enrique, y la caída de Anne Boleyn, incapaz de engendrar un heredero varón. Enrique se ha cansado ya de la “vieja” Anne y de sus peticiones, cada vez más exigentes y neuróticas.

Lo que más me ha gustado de esta novela es cómo se nos muestra a Thomas Cromwell, personaje que quizá no sea tan conocido, ya que vivió en una época en la que muchos nombres fueron sacados a la luz por su relación con el rey o con alguna de las reinas. Un hombre sin escrúpulos y sin humildad que llega a lo más alto sin que le remuerda la conciencia y sin caer con Anne Boleyn después de haberla hecho ascender por sus propios intereses. Su figura también tiene aspectos positivos: es un ser tenaz, que ha sabido sobrevivir a la muerte de sus hijas y esposa, a las que dedica muchos de sus pensamientos. También se puede ver, a través de sus ojos, la figura de Enrique VII, violento, arrogante, egoísta, mujeriego y vividor, pero también inteligente, audaz, tenaz, poeta, con gran cultura y conocedor de su entorno y su tiempo. Desde los ojos de Thomas Cromwell, se nos van desgranando un pedazo de la historia de Inglaterra y se nos van dibujando las costumbres y quehaceres de una de las cortes más lujosas de la época.

Sin embargo, hay un pero en la obra. No voy a poner en duda los acontecimientos ni la narración de los hechos históricos, ya que son muchas las teorías que hay acerca de la figura de Anne Boleyn y ninguna de ellas demostrada en su totalidad. Las figuras históricas que reflejan están llenas de secretos históricos que ni siquiera sus coetáneos llegaron a saber o a entender. El estilo de la autora de esta fabulosa novela es muy enrevesado y difícil de entender al principio. Tuve que releer varios de los pasajes que narra ya que su prosa es muy liosa y complicada de entender al principio, pero una vez que te haces a esa forma de narrar consigues que el libro te enganche y lo leas de un tirón. Es una lectura densa, con muchos datos y muy descriptiva, pero no por ello deja de ser entretenida y esclarecedora en muchos aspectos.

Yo, como lectora asidua de novelas y biografías de la época de los Tudor, descubrí en esta novela una figura histórica muy ruin e interesada. Llena de sombras y luces, como cada ser humano. Thomas Cromwell nos enseña lo que significa el amor, las intrigas palaciegas y el poder en una época convulsa a través de sus ojos interesados y manipuladores. No puedo terminar esta reseña sin recomendar encarecidamente la lectura de esta novela teniendo en cuenta que muchos de los datos que se dan son teorías y reflexiones de una autora muy bien documentada en el período y en la figura en la que basa su narración.

Publicado por Ana Gigante   

La Bella Otero, de Carmen Posadas


La Bella Otero fue una de las cocottes que más pasiones levantó en la Europa de la Belle Époque. La Otero, junto con Emilienne D´Alençon y Lianne de Puogy fueron llamadas las Tres Gracias, y compartieron, como cortesanas de la época, las atenciones de los hombres más ricos y poderosos del continente europeo antes de la I Guerra Mundial.

Carmen Posadas nos traza en esta biografía los brillos y las sombras de La Otero, una artista de finales del siglo XIX y principios del XX, que sin cantar bien y sin ser una gran bailarina consiguió que los hombres cayeran rendidos a sus pies. Parte de su éxito se debió al fuego que muchos de los que la conocieron afirmaban que tenía, fuego que ardía en su mirada, fuego que se materializaba en sus arrebatos de ira, y que llegaron a ser parte de su encanto. Según sus contemporáneos era bella, y encajaba perfectamente en los cánones de belleza femenina de la época. Y debió ser así, pero vista a través de los ojos de nuestro tiempo actual no nos parece tan bella, y nos cuesta creer que la mujer de las fotos fuera la misma por la que incluso algunos hombres llegaron a suicidarse, después de haber sido rechazados por ella. 


En La Bella Otero, Posadas nos intercala los episodios biográficos propiamente dichos con capítulos novelados que imaginan los últimos días de una anciana Carolina Otero, que en su habitación de Niza va recibiendo, uno a uno, los fantasmas de quienes conocieron el esplendor de La Bella. Esta biografía de Carmen Posadas se centra en los cuarenta primero años de la vida de Agustina Otero, pues ese era su verdadero nombre. Conoceremos sus humildes orígenes en Galicia, y como después de un traumático episodio en su niñez decide escaparse para terminar en Marsella ejerciendo la prostitución. Y será en Marsella donde conocerá al hombre que cambió su vida, Jurgens, su primer agente, quien la pulió y transformó en Carolina Otero, La Bella Otero, la exótica bailarina andaluza de origen aristocrático que fue amante de los reyes más poderosos de la época, como Leopoldo I de Bélgica, el Kaiser Guillermo II o el Zar Nicolás II.

Pero ser la cortesana de tantos hombres y tan poderosos no menoscabó su persona, al contrario, en el París de la Belle Époque las mujeres como la Otero eran codiciadas, dejarse ver del brazo de alguna de estas famosas cocottes saliendo de Maxim´s o paseando por el Bois de Boulogne era sinónimo de riqueza y poder. Uno no podía ser amante de La Bella Otero si no estaba dispuesto a gastarse en ella un considerable fortuna en joyas, yates o mansiones. Pero desgraciadamente, la fortuna amasada gracias a amantes y actuaciones se la gastó Carolina en su única pasión, en el único amor por el que La Bella sintió una verdadera atracción, las ruletas de los grandes casinos de Europa como el de Montecarlo.

"La verdadera pasión es cuando uno se olvida de sí mismo, y eso sólo me lo ha dado el juego; existen para mí dos placeres incomparables en esta vida: uno es ganar, el otro es perder."

La Bella Otero, Sirena de los Suicidios, "la horizontal", Carolina, Lina...fueron los nombres por los que fue conocida Agustina Otero a lo largo de los intensos años en los que fue una de las mujeres más bellas de su época. Murió el 11 de abril de 1965 a la edad de 96 años, en la habitación de un humilde hotel de Niza, arruinada y rodeada de fotos y recuerdos en forma de recortes de periódico, los únicos testimonios del glorioso pasado de La Bella Otero.

"Yo he sido esclava de mis pasiones pero nunca de un hombre."

Publicado por Carmen Aguado   

Cosas que los nietos deberían saber, de Mark Oliver Everett


Mark Oliver Everett es el vocalista y compositor del grupo The Eels. Y Cosas que los nietos deberían saber es su biografía. Contada en una primera persona más directa de lo habitual, con una descarnadura digna de la confidencialidad del más íntimo de los amigos, el autor nos va recorriendo su vida en un estricto orden cronológico, desde el final de su infancia y comienzos de adolescencia, hasta el momento actual, donde lidera una exitosa banda indie/rock de permanente gira mundial.

Y hago hincapié en la descarnadura de su relato porque, pese a saber de la reconocida posición musical del autor y el momento en el que escribe la obra, la atmósfera con la que recrea su vida y todos los avatares que la rodearon es tal, que uno se siente tentado a pensar que el éxito no le llegaría nunca, o que algo terriblemente fatídico enturbiaría, aún más, su penoso camino como músico. Pero, a decir verdad, desde el comienzo, el libro deja caer su peso en las historias de la familia Everett y en los intentos de amoríos del propio autor, narrado todo en el escenario de esa América de principios de los 80, con el calor de los ocasos de verano en Virginia, los descapotables y los porches de las casas esperando, como una pintura de Hopper, que la música suene y la chica dé el primer paso. 

No en vano el eje sobre el que gira su obra y, por tanto, su vida, son las mujeres. Desde el comienzo, el autor va analizando cada tipo de relación que ha tenido y cómo cada mujer ha ido marcando su vida, reconociendo que rara vez se fijó en la acertada. Además, su hermana Liz, con una vida trágica, y su madre, protagonista, por desgracia, de uno de los mejores capítulos del libro, son los puntos de referencia de cada hecho de su vida y, posteriormente, de su música. La relación de la hermana mayor con las drogas; el padre, eminencia en física cuántica, pero figura ausente en la vida de sus hijos y su mujer, hacen que la trayectoria del autor aún sea más digna de admiración, puesto que la dureza emocional que se le ha exigido desde pequeño, fue fraguando en una sublimación artística a la que no abandonó la constancia. Llamando a todas las puertas; presentando grabaciones que pasaban por ser maquetas de estudio; dejando en cada letra el dolor de una vida que nunca alcanzaba a comprender, Everett fue capaz de ir dando los pasos necesarios para lograr el éxito que a día de hoy disfruta. Pero quizá, lo más llamativo de esta historia, es que si bien la música parece ser el esperado colofón de la historia, no resta en ningún momento protagonismo a lo que el autor verdaderamente quiere contar; a saber, la historia de su familia. La historia de él mismo a través de su familia. 

Y es a ella a quien se dirige el final de esta obra. Y el principio, claro. A unos hipotéticos nietos que se pregunten por la causa de todo. Porque, al más puro estilo freudiano, Everett nunca se redime del todo de sus antecedentes y su arte es, una vez más, un tributo a sus orígenes y un canto, desde éstos, hacia el futuro.

Con sinceridad, con estilo y con muy buena música. Así se lee este libro que recomiendo a los amantes de una lectura directa, comprometida y viva.


     CHARO BEJARANO
                                                               

Mengele: el médico de los experimentos de Hitler, de Posner


Aquel dia entré en la librería con el simple pensamiento de regalarme un libro. Miré y miré,  pero siempre recaigo en el mismo sitio “Biografias”. Cogí dos o tres hasta que vi uno que me llamó la atención: Mengele. Hasta ese momento nunca había oído hablar de él, pero fue abrir la primera página y me enganchó. Joseph Mengele (1911-1979), jefe médico del campo de Auschwitz de 1943 a 1945, se ha convertido en el símbolo de la perversión de la medicina en la época del tercer Reich y en un activo exponente de las teorías racistas del pensamiento nazi.

Sus famosos y espeluznantes experimentos con bebés y gemelos de origen judío o gitano en busca de tesis que confirmaran la supremacía de depuración de la raza aria, le llevaron a alcanzar la notoriedad y la infamia.

Su sonrisa burlona y su tacto, suave pero mortal, hicieron que le apodaran "el Ángel de la Muerte".

Esta dura y exhausta biografía recoge testimonios de sus colaboradores, familiares e incluso víctimas que podrían haber servido como pruebas irrefutables de la barbarie de sus crímenes en un juicio que nunca llegó a celebrarse.

La vida, la época y la muerte de Joseph Mengele fueron miserables desde el principio hasta el final.

Una biografía muy dura, pero muy interesante a la vez.

Publicado por Mar Romero