Postreadicción, de Julia Guarch y Julián Rayo


Las modas mueven el mundo. No cabe duda. Cuando algo gusta, se nota y entonces empiezan a proliferar cientos de productos más o menos parecidos. Podéis pensar que este libro es fruto de ello, pero no es el caso, ya que Postreadicción es el resultado de varios años de trabajo por parte de una pareja que aparcó su vida laboral para dedicarse plenamente a lo que les gustaba. Postreadicción es un exquisito libro donde se combinan los dulces con las manualidades. 

Nada más coger el libro te das cuenta de que está hecho con mucho mimo: los colores suaves incitan a pasar las hojas con delicadeza, las fotografías enamoran y la forma de las páginas hace hincapié en lo especial que es. 

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Bajo mi punto de vista, tengo que decir que este mágico recetario es un imprescindible para todas aquellas personas a las que les ha dado por la repostería creativa, y lo bueno que tiene es que no hace falta ser un experto en el tema, ya que las explicaciones son muy sencillas. 

Antes de meternos en las recetas propiamente dichas, contamos con unos apartados con información sobre los ingredientes utilizados y los utensilios apropiados para la elaboración de las recetas. Es muy acertado incluirlo para despejar posibles dudas antes de meternos de lleno en la elaboración. Una vez aclarado esto entramos a los distintos tipos de postres que nos presenta la pareja. Comenzamos con galletas y distintos glaseados. Continuamos con cupcakes de todos los sabores y maneras posibles. Seguimos con unas cuantas irresistibles tartas y cerramos la sección con otros dulces donde se engloban cake-pops, donuts, tortitas, gofres crepes, o batidos. Pero el libro no termina aquí, sino que incluye un último apartado sobre mesas dulces (o maneras de hacer una celebración todavía más entrañable con una presentación temática). De hecho, para hacer posibles estas mesas, el libro cuenta con una explicación de cómo descargar los imprimibles a través de los códigos BIDI que incluye. 

Ya he dicho que la calidad de las fotografías es asombrosa, que cada detalle está cuidado perfectamente y que las recetas son asequibles para alguien que esté comenzando por lo bien que está todo explicado, pero tengo que añadir otro punto a destacar del libro, ya que incluye elaboraciones aptas para personas con intolerancias alimentarias (encontraréis recetas sin gluten, sin huevo y sin lactosa). Me parece que incluirlas es algo muy importante debido a la gran cantidad de intolerancias que se dan actualmente. 

El pasado 2 de octubre Julia Guarch y Julián Rayo pudieron ver en las tiendas su libro Postreadicción: el blog más creativo de la red. Realmente este libro proviene de su blog homónimo, un lugar en el que compartir recetas con otros aficionados del tema. El blog dio el salto a las librerías a través de un precioso libro de 216 páginas con un total de 70 recetas. Tanto blog como libro me parecen una deliciosa recomendación.


     CLAUDIA PINA
                                                               


Fin de fiestas, de J. S. de Montfort




Fin de fiestas es el primer libro publicado de J. S. de Montfort, autor novel en cuanto a publicaciones literarias se refiere, pero con un gran bagaje a su espalda como crítico. Les dejo un link a la web personal del autor para que puedan informarse de su trabajo.

Se trata este libro de un conjunto de relatos interconectados a través de sutiles referencias o la mención de personajes ya tratados en relatos anteriores, formando así un collage de las historias de un grupo de amigos que se encuentran separados en la actualidad a causa de diversos motivos. En todos los relatos encontramos una vuelta al pasado, a los años 90’s en las costas de Castellón, cuando un grupo de amigos rockers de los de camperas y chaleco vaquero disfrutaban de su amistad y su juventud, que tan lejos queda en la actualidad.

En el primer relato conocemos a Asier y observamos sus poco ortodoxas formas para salir de la rutina que harán que su jefe lo despida, pero de esto nos enteraremos más adelante, en un relato que narre la historia del jefe, un antiguo miembro de esta banda rocker. Los tres primeros relatos sientan las bases de lo que nos vamos a encontrar interconectado en los siguientes, ya sean las fechorías de Asier, la misteriosa desaparición de una mujer hace ya 20 años o los distintos personajes que vamos conociendo a través de los principales. Además, podemos encontrar relatos como Lídice y el pez rojo, en el que observamos cómo las personas nos aferramos a algo insignificante como puede ser un pez tan sólo porque lo identificamos con una persona a la que amamos o hemos amado.

Pero Fin de fiestas no se trata sólo de relatos sobre unos viejos que añoran sus años de juventud con sus amigos, sino que se trata de relatos costumbristas, de la vida tal y como es, con sentimientos reales y que seguramente todos ustedes hayan sentido alguna vez. Al igual que Galdós retrataba a la clase media española en sus novelas, en estos relatos podemos sentirnos identificados con los personajes y con sus vidas, sea cual sea el derrotero camino que hayamos tomado. Se trata de historias que no pretenden ir más allá de la realidad, son relatos costumbristas actuales que plasman vidas cotidianas de gente normal.

No he podido evitar, durante mi lectura de estos relatos, relacionarlo con el cine, con este tipo de películas que nos introducen múltiples historias interconectadas por pequeños detalles, como pueden ser Love Actually o Paris, je t’aime, pero sin toda esa parafernalia hollywoodiense que hace que esas historias no puedan ser vividas por los espectadores, sino que se trata de historias reales y no por ello dejan de ser interesantes para el público.

Fin de fiestas ha sido publicado por la editorial Suburbano en formato ebook, de manera que es accesible a los lectores desde cualquier parte.


     LUISMI CLEMENTE
                                                               


La utilidad de lo inútil, de Nuccio Ordine



No recuerdo dónde leí este título, pero mi interés por conseguir el libro y leerlo fue automático. Tal vez fuera por la cantidad de veces que he pensado que hacía cosas “inútiles” y me dije: “tal vez halle aquí una explicación para desautorizarme o para proporcionarme argumentos que me permitan seguir pensándolo y haciéndolo, pero sin culpabilizarme…”. El libro es, en realidad, una especie de ensayo, trufado de citas y aportes de un innumerable listado de autores y autoras actuales y antiguos que han considerado que había que apostar por aquello que no necesariamente deba traducirse en rendimientos económicos, en beneficios contables.

Llegados a este punto, convendrá tomar en consideración las palabras que el autor del libro deja escritas en la Introducción: “Existen saberes que son fines por sí mismos y que –precisamente por su naturaleza gratuita y desinteresada, alejada de todo vínculo práctico y comercial- pueden ejercer un papel fundamental en el cultivo del espíritu y en el desarrollo civil y cultural de la humanidad. En este contexto, considero útil todo aquello que nos ayuda a hacernos mejores”.

La verdad es que estamos ante un libro curioso. He dicho con anterioridad que era una especie de ensayo; aun así, si puede calificarse de ensayo, es un ensayo muy particular. Ordine, sin solución de continuidad, enlaza sus análisis y opiniones sobre distintos autores, con fragmentos textuales que ensalzan lo “inútil” o, por lo menos, ponen entre paréntesis y cuestionan que deba ser la utilidad quien oriente y organice los procesos creativos en el arte en general y también en la vida. Dice Théophile Gautier, uno de los citados: “Sólo es realmente hermoso lo que no sirve para nada. Todo lo que es útil es feo, porque es la expresión de alguna necesidad y las necesidades del hombre son ruines y desagradables, igual que su pobre y enfermiza naturaleza. El rincón más útil de una casa son las letrinas”.

Ordine rastrea obras y vidas y allí encuentra y presenta su extenso argumentario: Cien años de soledad y García Márquez; Petrarca y Dante; La isla del Tesoro y Jim Hawkins; Shakespeare y El mercader de Venecia; Aristóteles y Platón; Kant y Ovidio; Montaigne, Leopardi, Gautier, Baudelaire, John Locke, Boccaccio, García Lorca; Cervantes y Don Quijote… Dice el autor de este último: “Todas sus empresas están inspiradas por la gratuidad, por la única necesidad de servir con entusiasmo a sus ideales…”. Y seguimos con Charles Dickens, Martín Heidegger, Kakuzo Okakura, Eugene Ionesco, Italo Calvino, Emil Ciorán, Doris Lessing…

En otro momento del libro, su autor, escribe: “Sin esta dimensión pedagógica, completamente ajena a toda forma de utilitarismo, sería muy difícil, ante el futuro, continuar imaginando ciudadanos responsables capaces de abandonar los propios egoísmos para abrazar el bien común, para expresar solidaridad, para defender la tolerancia, para reivindicar la libertad, para proteger la naturaleza, para apoyar la justicia…”.
Físicamente, el libro consta de tres partes, una bibliografía y un apéndice. La primera parte lleva por título: “La útil inutilidad de la literatura”. La segunda parte se inicia con este encabezamiento: “La universidad-empresa y los estudiantes-clientes” y la tercera parte posee un título algo más enigmático: “Poseer, mata: «Dignitas hominis», amor, verdad”. El apéndice es un texto de Abraham Flexner, titulado de manera muy elocuente: “La utilidad de los conocimientos inútiles”.

“En los próximos años habrá que esforzarse para salvar de esta deriva utilitarista no sólo la ciencia, la escuela y la universidad, sino también todo lo que llamamos cultura… Porque sabotear la cultura y la enseñanza significa sabotear el futuro de la humanidad [...] Hace algún tiempo tuve la ocasión de leer una frase simple, pero muy significativa, inscrita en el tablón de anuncios de una biblioteca de manuscritos en un perdido oasis del Sahara: El conocimiento es una riqueza que se puede transmitir sin empobrecerse […] Al contrario, enriqueciendo a quien lo trasmite y a quien lo recibe”, escribe Nuccio. Si has leído esta reseña hasta este punto, estoy seguro de que te habrán entrado ganas de buscar, encontrar y leer este libro, como me pasó a mí en su día...

Y, por si no tienes bastante con todo lo que aquí hay contenido, puedes sumergirte en la lectura de otro título muy interesante de Martha Nussbaum, Sin fines de lucro, al que se hace referencia en el libro de Ordine. Y es que los libros se van enlazando unos con otros y su poder de seducción nos impide, en muchas ocasiones, no caer en la dulce tentación de la lectura… Y que así siga y sea.


     MARIANO CORONAS
                                                               


En los zapatos de Valeria, de Elísabet Benavent




En los zapatos de Valeria es el primer libro de una saga de cuatro volúmenes escritos por Elísabet Benavent.

Valeria es escritora. Vive con su marido Adrián y comparte sus penas y alegrías con sus amigas: Lola, Nerea y Carmen. Tras el lanzamiento de su primera novela, Valeria se arriesga a abandonar su trabajo para continuar escribiendo, pero lamentablemente, después de hacerlo, su inspiración decide preparar las maletas e irse muy, muy lejos (a Punta Cana, por lo menos).

Al mismo tiempo, las cosas empiezan a no ir muy bien con su marido y, para colmo, de un día para otro aparece un tal Víctor que le rompe los esquemas y los mapas conceptuales.

¡Ay, Víctor! Un apuesto varón de esos que quitan el hipo y te recuerdan que aún sigues siendo increíblemente deseable y seductora. Seamos francas, ¿quién no se confundiría? 

A lo largo del libro no sólo conocerás cada vez mejor a Valeria, sino también a sus amigas y sus respectivas historias de amor y desamor.

La novela tiene una trama sencilla y pocos personajes. Está escrita de una forma fresca y desenfadada. En algunos momentos se sube de tono, pero en sus escenas de sexo no encontrarás ni antifaces, ni látigos de cuero, ni dilatadores anales.

Es cierto que el personaje de Víctor cae un poco en el tópico de "hombre ideal", pero, sinceramente, espero que en los próximos libros vaya perdiendo esa perfección extrema.

En mi opinión, es una obra ideal para leerla durante los trayectos: tren, autobús, metro... es muy difícil perderse y no tienes que estar concentrada al cien por cien para seguirla (aunque reconozco que yo me he saltado alguna parada sin querer).

El libro está escrito en primera persona, así que te hace partícipe de todo lo que la protagonista vive. Yo me sentí tan envuelta en el personaje que, cuando me topé con la primera escena sexual, estaba rodeada de gente y... ¡me morí de vergüenza!

Está destinada al público femenino y es ideal para cuando quieres leer algo ligero. Un libro entretenido que te despertará, sin duda, las ganas de sacar a Víctor de esas páginas, meterlo en una maquina de clonar y repartirlo por todo el universo.


     MARIPI VEGA
                                                               


Murió por los pelos, de Nacho Docavo



La editorial Ípsilon, especializada en libros electrónicos, me ofreció su novela Murió por los pelos y, seguramente por esa parte vanidosa que no puedo negar, les dije que sí. Murió por los pelos es un poco como su portada, se trata de una novela corta que navega con éxito entre la divulgación (no en vano su autor, Nacho Docavo, es antropólogo) y el género de aventuras con buenas dosis de humor.

En sus apenas 150 páginas conoceremos a Manolo Cantera, funcionario sin funciones (el trasfondo social es extremadamente realista, con un toque ácido de humor) al que acompañaremos en su viaje de vuelta a la selva sudamericana dónde los Jíbaros resisten a duras penas lo que nosotros llamamos desarrollo, para cumplir el encargo de una empresa cosmética.

Aunque es en lo que estáis pensado, no se trata del procedimiento de reducir cabezas, que por cierto se explica con detalle, sino uno algo mucho más interesante para la humanidad: la fórmula mágica para acabar con la calvicie.

Tras un primer encuentro muy extraño y con la sospecha de un par de peculiares asesinatos, veremos a Manolo negociar unas condiciones muy ventajosas para los indígenas, la oportunidad de proteger su modo de vida y su cultura, y abandonar su papel de comedido funcionario para dibujarse como un competente aventurero, capaz de pergeñar estrategias acertadas en situaciones peculiares, siempre con la ayuda de alguna que otra tribu.

Narrada en primera persona, Manolo resulta simpático desde el inicio, e incluso creíble en esta historia de espionaje industrial, tribus perdidas y calvos, muchos calvos, que pretende entretener proporcionando un rato de lectura amena, ágil y entretenida, de esas que consiguen dibujarte una sonrisa en el tranvía, lo que no es poco con los tiempos que corren.

La tienes a tu disposición en Amazon, tu ebook agradecerá esta descarga de aventuras y buen humor.


     PILAR VAQUERO
                                                               


El asedio, de Arturo Pérez-Reverte


Me encanta ir a la Casa del Libro. Allí doy vueltas a los expositores, cojo los libros, los hojeo, los huelo, y al final me decido por uno o por otro. Ese es mi ritual normal a la hora de comprar en la librería libros de autores que no conozco o de los que no sé mucho.

Hay otros que con ver quién los ha escrito los cojo directamente, y luego están los de mis dos autores preferidos. Con ellos no hay dudas y me los llevo a casa sin mirarlos. Por eso me decidí por El asedio, de Arturo Pérez-Reverte. Mientras esperaba en la cola de la caja para pagar, me iba leyendo la contraportada para ver de qué trataba.

Está ambientado en Cádiz en 1811, en plena guerra contra los franceses de Napoleón por nuestra independencia. Pocos días después de haber caído una bomba lanzada por la artillería francesa, aparecen por las calles de la ciudad cadáveres de mujeres asesinadas y desolladas a base de latigazos. El comisario Rogelio Tizón intentará por todos los medios (algunos no muy legales) descubrir al culpable y así librar a Cádiz de un asesino despiadado. 

Tenía ganas de empezar el libro, así que a la mañana siguiente empecé a leérmelo. Tengo que decir que es un libro de 727 páginas y que las primeras doscientas no me defraudaron pero, pasada esa frontera, me empezó a cansar de tal manera que lo tuve que dejar (en parte también porque me regalaron Dispara, yo ya estoy muerto de Julia Navarro, mi otra autora preferida).

Realmente no sé si volveré a retomar la historia porque cuando un libro no te engancha no tienes mucho que hacer. De todas maneras os lo recomiendo porque se trata de uno de los maestros de nuestra literatura aunque a mi no me haya hecho mucho tilín.


     DAVID
                                                               


Riding the bullet: Montado en La Bala, de Stephen King




Alan Parker es un joven de 21 años que estudia en la universidad de Maine cuando recibe una llamada telefónica. Es la señora McCurdy quien le informa de que su madre está hospitalizada en Lewiston porque ha sufrido un derrame cerebral. Alan decide viajar hasta Lewiston haciendo autostop, decisión que marcará para siempre el resto de su vida, ya que los conductores que paran para llevarlo no serán precisamente los mejores compañeros de viaje. Y uno de esos conductores le hará recordar un día concreto de su infancia, el día que hizo cola para montar en una atracción, La Bala. 

Es éste un relato corto, que se lee de forma rápida y sencilla, donde al principio creeremos estar leyendo un relato cargado de tópicos del terror, porque desde luego no hay nada mas típicamente terrorífico que un joven estudiante haciendo autostop de noche, con parada en cementerio incluida. Pero Stephen King ha sido denominado en muchas ocasiones como maestro del terror, y a esta típica historia de miedo supo darle una vuelta de tuerca para que el lector pudiera terminar entendiendo que no hay nada mas escalofriante que nosotros mismos, nuestros propios miedos y decisiones, que cambian nuestras vidas afectando las de los demás.

Montado en la bala se publicó el 14 de marzo de 2000 directamente en la página web de la editorial Simon & Schuster, por lo que fue el primer relato en estrenarse mundialmente por Internet, tirando por tierra el modo tradicional de publicación utilizado hasta entonces. Se descargaron 400.000 ejemplares en menos de veinticuatro horas, provocando un exceso de demanda que bloqueó el acceso a la página de la editorial. A pesar del rotundo éxito de la publicación virtual, el relato terminó siendo publicado en papel.


Publicado por Carmen Aguado   

La casa de Bernarda Alba, de Federico García Lorca


Hay quien dice que el teatro no es un género destinado a ser leído, sino representado. Y, sin embargo, hay obras que aunque no cobren vida gracias a la carne, el alma y la voz de los actores, no pierden ni un ápice de fuerza. Este es el caso de La casa de Bernarda Alba, de Lorca. Encontramos en esta obra la impronta de un autor apasionado que es capaz de introducirse en el mundo femenino con una crudeza inaudita. 

La casa de Bernarda Alba se inicia tras el funeral del marido de Bernarda y, por tanto, con el consecuente luto. Nos encontramos en una casona poblada únicamente por mujeres: criadas, hijas y madre. Todas ellas dirigidas por la mano, más que dura, implacable, de Bernarda. Las hijas, deseosas de huir del ambiente asfixiante que reina en la casa de su madre, ven desaparecer todas sus esperanzas cuando Bernarda declara que durante los ocho años que dure el luto en su casa no ha de entrar ni el viento de la calle. ¡Ocho años!

La única esperanza de las muchachas es el matrimonio, casarse con un hombre que las saque de allí y les entregue una verdadera vida. Pero, ¿cómo iban a encontrarlo encerradas? 

Es entonces cuando aparece en escena Pepe el Romano, el hombre. Y se le presenta como un elemento desestabilizador del mundo femenino, como alguien a quien temer y de quien recelar pero al que, a pesar de todo, se desea.  Pepe el Romano pretende a Angustias, la hermana mayor y heredera de un patrimonio nada despreciable, que había perdido prácticamente la esperanza de casarse. Entonces se desatan las envidias, las sospechas y las traiciones. Porque aunque mucho se la retenga, la vida siempre acaba abriéndose paso, aunque sea para inmolarse. 

Hay en La casa de Bernarda Alba, además de un retrato de la mujer española de principios del siglo XX, un retrato de la sociedad: una sociedad cruel, rencorosa, opresiva, que se esfuerza en señalar los pecados de los demás para evitar que los ojos se posen en los propios.

Se trata de una obra que remueve, que emociona, que incomoda. Merece la pena leerla, aún con el riesgo de que algunas cosas nos resulten familiares. 


     BETTIE JANDER
                                                               


El sentimiento negativo, de Risto Mejide


Y ha llegado diciembre, y con él, las calles invadidas de luz y color, las canciones con campanillas que suenan a todas horas en la radio, la alegría contagiada por los deseos de unos y otros, los finales que auguran comienzos, las fiestas, los reencuentros, la magia… y es que, amigos, ya huele a Navidad.
Son fechas que, tanto si apoyas esta festividad como si no, nos hacen a todos vivir el mes de un modo distinto. Todo se acelera. Todos nos pasamos los días pensando en las cenas que nos esperan, en qué nos vamos a poner, en qué añadiremos a nuestra lista de propósitos para el año que llega, en qué regalamos a esa persona especial. 

Pues bien, hoy vengo para ayudar con esa última parte. Os traigo el regalo perfecto. Y os lo traigo de la mano de Risto Mejide. 

El sentimiento negativo es un libro que cayó en mi poder hace mucho ya y que, desde ese día, no ha dejado de estar muy presente en mi vida.
Risto no necesita presentación, y escribir aquí a todo lo que se dedica me dejaría poco espacio para admirar y comentaros qué me enamoró de aquel segundo libro que publicó en 2009 y que es un básico en mi bolso a día de hoy.
Personalmente, admiro a esta persona desde que muchos de vosotros no lo tragabais por las críticas que hacía en televisión. A mí me ha parecido siempre un “producto” increíble, creado poco a poco para que a día de hoy todos perdáis horas en colas para una firma, queráis conseguir sus libros antes que nadie, y os volváis locos cada vez que os cae un retuit suyo.

Pero dejémonos de relleno y pasemos a la acción.
El sentimiento negativo, su segunda obra, como ya he dicho, es un libro corto de relatos que no duran más de un par de páginas, llenos de palabras que harán que algo se te mueva por dentro, que no te dejarán indiferente, que te provocarán infinitas ganas de terminar sólo para empezarlo de nuevo. Y otra vez. Y otra.
Con este libro, a Risto le dio por jugar con nosotros, por hacernos sentir, por demostrarnos que entre toda la basura de este mundo, hasta la lágrima más difícil de soltar sale sola. Que sentir, sentimos todos por igual. Que sonreír es un placer que todos conocemos y pocas veces nos permitimos experimentar. Que las palabras, bien dichas, llegan al alma. Y que cuando el río suena, agua lleva.

En esta obra, Risto Mejide toca, de una manera completamente honesta y digna de admirar, tantos temas relacionados con lo que llevamos escondido, que parece imposible que seamos capaces de guardar tales cantidades de sentimientos. Habla de relaciones, de la felicidad, de la ausencia de la misma, de situaciones de nuestro día a día, de lo que perdemos por miedo a perder, de cuando quiere llover y no llueve, y de lo poco que él sabe de la vida para demostrarnos que la misma tiene dos caras y lo negativo de lo que sentimos es una de ellas, nos guste o no.
Además de tratar estas fiestas a su modo particular, contarnos la verdad sobre las vacaciones y lo que llega después de ellas, o el valor de un buen polvo a tiempo, te hablará de todo diciendo mucho pero sin decir nada, y sin terminar tus ganas de seguir pasando páginas y tragarte, tanto si quieres, como si no, cada una de sus palabras.

Con frases que, en ocasiones, te hacen recordar y escuchar de fondo algún temazo de Sabina, y con metáforas que sólo él sería capaz de crear con un sentido especial, descubrirás que la vida no es sólo lo que tenemos delante y que no debemos olvidar lo que llevamos escondido en alguna parte de nosotros. Eso que muchos nos negamos a enseñar, a decir, a vivir.

En mi opinión, es el regalo perfecto para estas navidades, tanto para todos los ellos como las ellas.
Desde que lo descubrí, y gracias a su pequeño tamaño y fácil lectura, no falta en mi bolso. Podría recitar cada uno de sus capítulos de principio a fin sin dejarme una coma, y es que desde que lo conozco, nada me gusta más que el que mis citas lleguen tarde, los buses paren en atascos, las esperas en el aeropuerto sean eternas y que las lavadoras no terminen nunca. 
La evasión que me ofrece es incomparable, incluso cuando ya lo he leído cientos de veces. 
No cansa. No aburre. No se repite. Es simplemente el entretenimiento perfecto si, como yo, adoras las palabras y la magia de las mismas. 

Si este año aún no sabías qué regalar a esa persona especial (o no tan especial, da igual, el libro mola igual para todos) si te surge alguna duda, y si no lo he dicho suficientes veces ya, regala ganas y sentimientos negativos. Regala palabras y el poder de que te envuelvan, te hagan desear, recordar, viajar por el interior de ti mismo y conocer de qué pasta estás hecho. Regala este trocito de Risto que ya nos regaló él hace unos años.

Espero que este libro se convierta para vosotros en tan básico como lo es para mí, y si lo disfrutáis sólo la mitad de lo que yo lo hago, ya será muchísimo.

Feliz Navidad, amigos. Y no os olvidéis de disfrutar de todo lo bonito que nos ofrece este mes.


     MEL A. EZQUERRA
                                                               


K. L. Reich, de Joaquim Amat-Piniella



Las historias sobre el Holocausto podrían ser como aquel verso de Piquero (“uno desea dar amor y no mide sus fuerzas”), pero al revés; algunos deseaban tanto odiar, que no midieron sus fuerzas. Y en todas ellas comprobamos el mismo efecto; el espanto ante el dolor, a pesar de creer que nada nuevo de aquel horror pueda contarse. Y si, además, se entienden sin interés de redención, ni de expiación de culpas, ni siquiera de condena al infame, la obra alcanza su máximo punto de madurez, aquel en el cual uno siente que el ser humano no necesita ser comprendido, sino tan sólo amado.

K. L. Reich relata la vida de españoles, excombatientes republicanos, en el campo de concentración de Mauthausen, durante cuatro años y medio, hasta la liberación norteamericana. El nombre de la obra obedece a las siglas que los prisioneros veían cada día en cada pertenencia del campo -Konzentrations Lager Reich- y esa divisa fue su horizonte de vida durante aquel periodo. Emili, el protagonista, se gana la vida en el campo haciendo dibujos pornográficos para los nazis, y gracias a ese talento suyo consigue sobrevivir en medio de la inmundicia, generando necesidad en aquellos que parecen alimentarse de la dependencia de los demás.

La obra se mantiene, en todo momento, en el justo y delicado punto de la descripción fidedigna, sin apología del caído, ni escarnio al verdugo. Y ahí radica, precisamente, su grandeza literaria; en la constatación, sin paliativos, de la crudeza de tantos, y la fortaleza de otros muchos. La descripción de muchas de las muertes –no sólo en cámaras de gas; también con inyecciones de gasolina-; el instinto último de supervivencia de los presos, cuando llegaba la noche y se encontraban en la soledad de sus pensamientos, en la multitud de las literas y las letrinas; la necesidad, de muchos, del uso del burdel, puesto a disposición de los más privilegiados, que sacrificaban otros beneficios a cambio de quince minutos de fingidos encuentros. La vida de los campos, de los privilegios de los Kapos, la continua falta de amaneceres, en definitiva. Y la constatación, permanente, de que de Mauthausen, como de tantos miles, no se sale ganando; tan sólo sobreviviendo. Y es que, como reflexiona Emili en las últimas páginas, cuando la liberación era ya un hecho, “no se siente piedad alguna; sólo repugnancia y fatiga”.

Esta gran historia, de la que el autor fue testigo tras su paso por diversos campos de concentración alemanes, lleva este triste género a su punto más alto de grandeza, cuando reconoce, desde la caída, que la dignidad sólo se salva desde el reconocimiento al que ha sufrido. Sea esta obra ejemplo de ello.


     CHARO BEJARANO
                                                               


El regreso de Reginald Perrin, de David Nobbs



"Todas las mañanas, Reggie daba un paseo por la calle principal de Climthorpe, donde había siete sociedades de préstamo pero ni un sólo cine: Sic transit Gloria Swanson".

Le pedí a mi librera favorita que me diera algún libro que no me hiciera pensar mucho y con el que me pudiera reír un rato, miró la estantería y cogió este libro. “Lee esto, me dijo, te hará reír”. Y sí, El regreso de Reginald Perrin es un libro para sonreír y para reír, a veces con una carcajada, a través del absurdo y de situaciones descabelladas en un entorno de personajes completamente disparatados.

Este libro es la continuación de Caída y auge de Reginald Perrin. Perrin es un hombre aburrido de su vida y de su trabajo, en una fábrica de postres, que decide simular su suicidio y volver a su anterior vida bajo una identidad distinta. En El regreso..., Reginald se harta de hacer todo lo contrario de lo que quiere y lo que le gusta, y decide volver a su ser, o a su primera identidad. Y como consecuencia de ello, le echan de la fábrica de postres y tiene que emprender una vida nueva. 

Esa vida nueva pasa por un breve trabajo en una granja de cerdos, hasta que decide crear su propia empresa, Basura, al principio una simple tienda en la que vende todos los objetos inservibles y desechables que va encontrando a su alrededor y, con el paso del tiempo, una exitosa cadena en la que fabrican expresamente artículos absurdos y que no sirven de nada. Y no crean, que cuando le flojean las ventas aplica una solución infalible: sube los precios, y las ventas vuelven a su ser. 

El libro está lleno de diálogos descacharrantes y de personajes estrafalarios, y sus trescientas y pico páginas se leen sin querer, pasando desde luego un muy buen rato. 

Por lo visto hubo una serie de televisión hace muchos años basada en estos libros y en este personaje. Yo no conocía la serie, o tal vez no la recordaba, y supongo que ahora nos parecería, como todas las series de los años 70 u 80, un poco anticuada (he visto algún trailer en YouTube y da un poco de pereza, la verdad). Sin embargo, el libro vale la pena. Léanlo si se lo topan.


     CARMEN J.