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Un Manual de Vida, de Epícteto


Una de las muchas cosas que me enseñó el gran Jesús Rincón, fue Un Manual de Vida, de Epícteto. Nunca fui muy dada a la filosofía estoica, porque solía pensar que la resignación básica que defendía su pensamiento no encajaba con mi manera de ver la vida; no contestataria, pero sí al menos luchadora. Hasta que descubrí a Epícteto y una idea de la vida que, si bien se establece desde el reconocimiento a lo dado más propio del estoicismo, también muestra la grandeza de todo aquel que asume su vida desde la celebración de lo inmediato, sin intenciones de redención bajo criterios externos.

Sorprende la actualidad de Epícteto, cuyo manual entronca con la psicología más actual, de tintes casi budistas, podría decirse –curioso es el capítulo dedicado al desapego de lo material y afectivo, en general-. En todo momento se guía por la máxima de no poder cambiar lo que te pasa, pero sí el modo en que lo analizas. Por ello define a la felicidad como la conjunción perfecta entre tres factores: la voluntad, las ideas que tienes respecto a las cosas que te pasan y el uso que haces de esas ideas. Por tanto, no luchas contra lo imposible, no sufres innecesariamente en pos de un destino diferente, ni te cobijas en soledades de autocompasión, sino que eres capaz de cambiar tu destino cambiando, únicamente, tu manera de enfrentarte a aquello que te ocurre. Así, entre otras muchas cosas, construyes la personalidad que quieres de ti mismo, sin dependencias externas, con la seguridad de ti mismo en cada momento. Recoge en numerosas ocasiones la idea de “construye tu propio mérito”. Hazte valedor de ti. Pero sin el soporte intelectual, o casi metafísico, de energías que fluyen y dan consistencia a lo real, sino tan sólo desde el poder de tu propio deseo, de convertirte en quien eres, bajo tu propio criterio, y no desde lecturas ajenas y engañosas. 

Epícteto, del siglo I d.C, alcanza en pleno siglo XXI toda la vigencia que su pensamiento demanda. Y empuja hacia adelante; hacia la plenitud de ser más nosotros mismos; “a partir de ahora, promete que dejarás de defraudarte a ti mismo. Sepárate de la multitud. Decide ser extraordinario y haz lo que tengas que hacer. Ahora.”


     CHARO BEJARANO
                                                               

Lo fácil es sufrir, de José María García García


Lo fácil es sufrir tiene una intención profiláctica, pero sin duda, es una denuncia. Denuncia la aclimatación al dolor en los seres humanos. La conformidad con la incomodidad pero, sobre todo, la ignorancia de otras opciones, como la de que es posible vivir más acordes con nosotros mismos. 

El problema de base que se nos plantea es que no reconocemos ese nosotros mismos, o lo que es peor, lo identificamos como sufrimiento, como si nuestro ser o nuestra esencia estuviese teñida de una mancha inicial, una tara, que nos impidiese ser felices y nos condenase, como la peor maldición de las posibles, a arrastrarnos en pos de algo llamado felicidad, que siempre parece ir por una senda diferente a la nuestra. 

José María García García es un magnífico terapeuta y su gran experiencia le ha llevado a escribir este maravilloso libro que, lejos de intentar ser un manual del happy end, pretende desnudar la condición humana que se ha impuesto en nuestra cultura occidental; ésa que vive en la culpa por no ser todo lo que se espera de ella y que se doblega al miedo, cercenando toda su energía. Y es que, de hecho, la línea de trabajo que propone García es la bioenergética, corriente humanista que trata al hombre no sólo desde su razón, sino también desde el cuerpo; es más, entiende al cuerpo como motor fundamental desde el que entendernos y entender nuestra relación con el mundo. Desde una perspectiva limpia, directa y basada en la comprensión de cualquiera de las cuitas que nos acechan, con un lenguaje claro y cercano, García divide su obra en dos partes; en la primera, nos plantea los pilares fundamentales de cómo entiende él nuestra pertrechada relación con el mundo, cómo olvidamos desde la más temprana infancia la capacidad de amar y de disfrute de la vida y cómo nos anquilosamos en exigencias dañinas. En esta primera sección, y con una riqueza cultural que engloba psicología, filosofía y religión, traza las claves del sufrimiento humano que tan inadvertidas nos pasan en general. La segunda parte está dedicada al trabajo de cada una de estas limitaciones; de cómo entender el cuerpo que ha de respondernos para salir de esa atrofia afectiva. De cómo entender, desde la vida, que lo fácil es sufrir, y que el verdadero trabajo es la conquista de uno mismo. 

Este libro es la defensa del hedonismo, en el sentido más positivo del término; aprender a disfrutarnos a nosotros mismos pero, sobre todo y como anticipo, aprender a identificar cuándo no lo estamos haciendo. Porque, al final, y como dice el propio García, “no pasa nada, sólo la vida”. 

Grandioso libro para todo aquel que quiera asomarse al reto de la autenticidad y el disfrute de sí. 


     CHARO BEJARANO