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El caso Galenus, de Alberto Curiel


"Sobre la eterna noche del pasado se abre la eterna noche del mañana".
Ramón María del Valle-Inclán

Cuando es la editorial quien pone entre tus manos su obra recién editada, al modo en que una madre entregaría su retoño a la valoración del médico, lo cierto es que se lee de otro modo, aunque el efecto dura poco, sobre todo si la criatura ronda las 500 páginas de peso.

El caso Galenus es la ópera prima de Alberto Curiel, un Ingeniero Superior de Telecomunicaciones especializado en Marketing, que quién sabe cómo ha sacado tiempo para elaborar esta ágil e inquietante novela construida como una matrioska rusa.

Comenzaremos la novela con un prefacio a cargo de Ángel Fuentes, a la sazón el autor de la obra. A continuación, y precedidos siempre de inquietantes citas, pequeños y angustiosos retazos de la estancia de Elisabeth Walker en el Infierno. En paralelo, un omnisciente narrador nos presentará a Isabel Sáez de Tejada, guapa, inteligente y poderosa ejecutiva de Telefónica que oculta un oscuro pasado de alargada sombra. Y algo más adelante, a Fernando Flórez, el Capital del prefacio, contrapunto de la protagonista.

Pero no queda aquí la historia -que tampoco se agota en las aventuras al límite de la legalidad que corren los protagonistas en China, Barcelona, Morella o Lyon-, El caso Galenus no se entendería sin sus personajes secundarios: Elena, que esconde en su propio ser una de las grandes respuestas; Alejandro, el reputado profesional; el joven Pepe; el oscuro Rafael; o el genio Doctor Woo que, además de aportar el toque exótico e internacional, asume el peso de la última pregunta, la que se queda paseando en tu cabeza cuando los ecos de la vida de Isabel y Fernando se han apagado.

Más allá de la acción o de los miedos, deseos y motivaciones de cada uno de los personajes, a los que resulta grato acompañar, El caso Galenus nos interpela como personas y, sobre todo, como miembros de una sociedad escasamente consciente de su entidad.

Alberto Curiel elabora cuidadosamente sus personajes (reservando siempre algo tras el velo que no se descorre, permitiendo al lector imaginar matices y detalles), gestiona la acción con ritmo ágil y describe con gusto y detalle los escenarios en los que transcurre. Su sensibilidad contenida le permite esbozar los paisajes interiores en los que habitan Isabel y Fernando, sin aportar juicios de valor, comportándose casi como un lejano padre que los abandona a las inclemencias de una realidad demasiado dura.

Tan novedoso y elaborado como el comienzo es el final de esta novela, con su conclusión, notas sobre la investigación, anexos y epílogo. Paso a paso, cada muñeca encaja en la anterior sólidamente, dejando en las manos del lector la duda, la inquietud e incluso el miedo.

(No me resisto a una pequeña crítica, quizás achacable al hecho de ser una primera novela). Aunque la lectura fluye sencilla, no resulta complicado imaginar al autor, a Alberto Curiel, puliendo y repuliendo escenas, perdiendo de este modo parte de frescura y de pasión.


     PILAR VAQUERO
                                                               

El océano al final del camino, de Neil Gaiman


Mi mujer se marchó a Australia a grabar un disco. Ella estaba contenta y emocionada con su trabajo y yo la echaba terriblemente de menos. La echaba tanto de menos que pensé en hacerle un regalo especial, decidí regalarle mi infancia. No podía llevarla a aquellos lugares en los que había sido niño pero sí podía contarle una historia. Escribí y escribí y escribí. Días y días hasta que me di cuenta de que tenía una novela. Una novela para Amanda pero también para todo el mundo.

Más o menos con estas palabras presentaba Neil Gaiman su novela, el pasado mes de mayo, en Madrid. 

El océano al final del camino es un cuento. Una historia con buenos y malos, con hadas y brujas, con lugares misteriosos e inexplicables, con habitaciones que dan miedo y otros sitios que son mágicos y seguros. Con niños, con padres y madres. Con comidas favoritas. Una historia con la que se pasa miedo y susto y con rincones que te acogen con una luz cálida y confortable. 

Pocas cosas hay más íntimas que contarle un cuento, una historia a alguien a quien quieres: tus hijos, tu pareja. Una historia que puedes estar inventándote pero que en el fondo tiene mucho de ti, es tu reflejo, tu eco. Eres tú. Puedes disfrazarla, adornarla, esconderla, añadir monstruos o quién sabe si disfrazar alguno que en realidad sí existió y crear sitios mágicos donde no has estado pero te gustaría ir. 

¿Quién no quiere susurrarle una historia así a alguien querido? ¿Quién no desea que alguien que le quiere le susurre un cuento? 

Así es la historia que Neil Gaiman ideó para su mujer, Amanda. Es un cuento sobre un hombre que al volver a la que fue su casa tras muchos años, se sienta a recordar su infancia, sus siete años. Imagina o quizás recuerda una especie de aventura con un personaje malvado que llega a su vida y él es el único capaz de ver el peligro. Una cotidianidad confortable y segura que se llena de elementos fantásticos que la transforman y la hacen terrorífica. ¿Acaso hay algo que dé más miedo que no reconocer las cosas que más queremos, a las personas que nos son más queridas?

Neil Gaiman escribe con un estilo sencillo y sin muchas pretensiones. El océano al final del camino no es una gran novela ni una historia que vaya a cambiarte la vida. Se lee con agrado, con inquietud a ratos y proporciona un buen motivo para recordar nuestra infancia y en pensar en nosotros mismos como niños. 

“Te voy a decir algo muy importante: por dentro, los adultos tampoco parecen adultos. Por fuera son grandes y desconsiderados y siempre parece que saben lo que hacen. Por dentro, siguen siendo exactamente igual que han sido siempre. Como cuando tenían tu edad. La verdad es que los adultos no existen. Ni uno solo, en todo el mundo.”

¿Quién no se ha sentido así alguna vez? 


     MOLINOS
                                                               

Harry Potter, de J. K. Rowling


Desconozco cómo Harry ha llegado a tu vida: puede ser que vieras un libro curioso en una librería y decidieras darle una oportunidad, que te lo regalara alguien porque se lo habían recomendado, que oyeras cosas maravillosas sobre un mundo mágico y quisieras adentrarte en él o simplemente, que sólo te suene. Seguro que cada uno tenemos nuestra historia. Yo puedo decir que siempre voy al revés del mundo, y como sólo se hablaba de Harry Potter me negué a leerlo. Pero mi madre, mujer sabia, me regaló el primer libro y lo leí por no hacerle un feo. Y a partir de ese momento caí en las redes del niño que sobrevivió. Cada vez me gustaba más, tantos detalles tan bien enlazados hacen que puedas ver ese mundo a través de las letras y que desees estar allí. Cuántas veces habré tenido ganas de aparecerme en Hogwarts (aunque los amantes de esta historia sabemos que no es posible debido a los hechizos que protegen a esta fortaleza).

La historia que cuentan los libros de Harry Potter es, en líneas generales, conocida por prácticamente todo el mundo, y su argumento ha sido reseñado tantas veces que estaría de más ahondar mucho en detalles. No escapa al conocimiento de nadie que Harry Potter es un niño mago que estudia en Hogwarts, una escuela de hechicería, y cuyos padres fueron asesinados por lord Voldemort, el-que-no-debe-ser-nombrado, un mago tenebroso empeñado también en acabar con la vida de Harry.


Su autora, J. K. Rowling, nos cuenta las aventuras del mago a lo largo de siete libros, uno por cada año de Harry en Hogwarts (La Piedra Filosofal, La Cámara Secreta, El prisionero de Azkaban, El Cáliz de Fuego, La Orden del Fénix, El misterio del príncipe y Las Reliquias de la Muerte). En los primeros libros nos encontramos aventuras más independientes (sin dejar de tener un hilo conductor entre ellos) y de un estilo un poco más infantil, pero esto va cambiando hacia el final de la saga, donde la historia y los personajes se vuelven más complejos, oscuros y adultos, y nos encaminan irremediablemente hacia un único desenlace posible: el enfrentamiento final entre Harry y Voldemort, con la victoria de uno o del otro.

Mi relación personal con los libros fue como la de la gran mayoría de niños de mi generación. Leí los cuatro primeros libros de un tirón, pero ya no había más escritos. Y qué dura se hacía la espera. Admito que fui de esas personas que encargaban el libro para que el día de su publicación en España me reservaran un ejemplar en la librería. Y una vez en casa, el libro no me duraba ni una semana. Recuerdo especialmente el último, que llegó en época de exámenes y no podía dejarlo. Tres días me separaron del desenlace de una saga con la que he crecido. Porque las aventuras de Harry Potter no han sido un libro más de los muchos que he leído. Para mí esta saga marcó un momento en mi vida, crecí y maduré a la vez que Harry, Ron y Hermione, y cuando J. K. Rowling puso punto y final a las aventuras de este trío, un pedacito de mí se estancó en el tiempo y se quedó con ellos.

Sin embargo, no todo termina en los siete libros que forman la saga, y es que J. K. Rowling creó con esta serie de novelas todo un universo lleno de imaginación y personajes, que van más allá de lo que aparece en la saga. Ampliando este universo se publicaron dos libros, escritos por la misma autora, Animales fantásticos y dónde encontrarlos y Quiddicth a través de los tiempos, además de una colección de cuentos que tienen mucho que ver con la historia de Harry, Los cuentos de Beedle el Bardo. Asimismo, Rowling emprendió un proyecto online, Pottermore, una red social que hace más interactiva la lectura de los libros, y en la que los participantes pueden ir desbloqueando documentos inéditos con ampliaciones de la propia autora sobre personajes o acontecimientos de su mundo imaginario.

El éxito alcanzado por la saga se convirtió en uno de los mas grandes que se ha visto en el mercado literario en los últimos años, un éxito que sorprendió a su autora, que estaba en la ruina cuando escribió el primer libro, y que nadie sabría explicar ni repetir. Pero podemos asegurar que una de las claves de este éxito fue sin duda el buen hacer de Rowling, que supo crear un mundo de grandes dimensiones, lleno de detalles, escenarios y magia, y construir en este mundo una historia repleta de aventuras y misterio que atraería a millones de niños de toda una generación y de varias generaciones posteriores.


Y como no podía ser de otra manera, debido al éxito de los libros, llegaron las adaptaciones cinematográficas (que comenzaron cuando aún no se habían publicado todos los libros), y dieron como resultado ocho superproducciones que arrasaron en taquilla. Otorgaron un toque de realidad a la historia, que muchos niños ansiábamos tras haber leído los primeros libros. Y con su espectacularidad y un reparto inmejorable, atrajeron a un público mucho mayor a la historia de Harry y alargaron su estela. Y es que incluso siete años después de la publicación del último libro y tres del estreno de la última película, Harry Potter continúa siendo un fenómeno muy actual.

Así pues, entre todos consiguieron tenernos a los once años asomados a la ventana, esperando la llegada de una lechuza con una carta escrita con tinta verde que nos demostrara que un mundo tan maravilloso no podía existir solo dentro de nuestras cabezas.

Harry Potter no es sólo el niño que sobrevivió, sino el niño que nos hizo creer en la magia y nos abrió las puertas a un mundo maravilloso. Por ello tengo que dar las gracias a J. K. Rowling por darle vida.

Publicado por Carlos Carranza y Claudia Pina   

El prisma negro, de Brent Weeks


Esta original y ambiciosa historia se centra en la capacidad de ver la luz y sus diferentes espectros. A través de ella y gracias a su forma física, la luxina, los trazadores son capaces de mantener una armonía en un mundo que se divide entre los que ven y los que son ciegos a la luz. Por encima de todos ellos está Gavin Guile, el emperador y hombre más poderoso de todo el territorio, las Siete Satrapías, el cual deberá mantener la paz y evitar a toda costa entrar en guerra que sólo conseguiría llevar a la destrucción del territorio. Pero trazar luxina conlleva sus riesgos, afecta al cuerpo, alterándolo y haciendo que la vida del trazador sea más corta, así pues Gavin dispone de muy poco tiempo para intentar conseguir objetivos casi imposibles.

A través de unos personajes muy bien definidos nos adentramos en un mundo de luz lleno de luchas por el poder e intrigas. El personaje de Gavin se te hace muy afín. Sientes con él las alegrías y los pesares, los triunfos y las derrotas. Anhelas saber qué es lo próximo que le ocurrirá, en qué nuevos desafíos se verá envuelto y en quién podrá confiar y en quién no. A Gavin lo acompañarán personajes a los que les cogeréis cariño o con quién os sentiréis identificados, a otros los odiaréis con ganas, pero todos juntos forman una trama que te lleva poco a poco al momento en que todas las piezas encajan.

La exhaustiva narración a que nos somete Brent Weeks para describir los personajes y sus sentimientos, los colores y espectros, las localizaciones de las Satrapías y las batallas a veces hace que sea desesperante el instante en que por fin llega la acción, pero todo ello es necesario para luego entender el complejo sistema que ha creado alrededor de la luxina. La presencia de giros inesperados durante el hilo argumental te sorprenderá y consigue que esta no sea otra historia de fantasía, sino que sea una historia diferente, entretenida y que te mantenga en vilo hasta el final, deseando más, mucho más.

En resumen, un libro que plantea una original idea bien desarrollada y que deja muy buen sabor de boca esperando la continuación.

Publicado por Miriam Vidal   

Al otro lado de las llamas, de Vanessa Requena


Hace cuestión de un mes llegó este libro a mis manos y el argumento me encandiló. Lo cogí no sin miedo, por sus 700 páginas y he de deciros... que se me quedaron cortas. 

Para no destripar un viaje rápido por su argumento: Kendra es una niña que se queda huérfana. Su madre es asesinada por una multitud acusada de brujería y colgada en medio del bosque. Este mismo bosque será el que ayude y acompañe a Kendra en su paso de niña a mujer, mostrándole todos sus secretos y recursos. A partir de ahí, todo lo que trata el libro es la historia de esta aprendiz de hechicera, y su paso por la vida de muchas personas: amistades que fue forjando, enemistades también, y amores que la llevan al borde del precipicio. 

Un libro que en sus principios me ha recordado a esa primera parte de El Clan del Oso Cavernario, con una Kendra (Ayla) que viéndose sola ante el mundo que la rodea pelea para hacerse un hueco y sobrevivir. Me causó mucha ternura verla aprender de las plantas y sus propiedades, hablar con el fuego e incluso con el agua, y su soledad se palpa a través de las páginas. Repito, a mi parecer, una primera parte encantadora y que te atrapa ya sin remedio.

Libro rápido, con descripciones cortas y fáciles de comprender, y con unas partes muy bien diferenciadas. Novela fantástica de corte medieval, nos habla de sentimientos, del amor, del odio y de la más grande de las magias oscuras: los celos. Esos celos de los que Kendra parece no darse cuenta y que en el momento cumbre de la novela suponen el todo, cómo dos hombres pueden luchar hasta la muerte por el amor de un ser tan característico como Kendra. Derán y Lorel, dos caras de la misma moneda, dos seres enfrentados por la más mágica de las criaturas. 

He disfrutado muchísimo leyéndola y sobre todo con la evolución de Kendra, de su paso por la vida, de niña desvalida a hechicera capaz de codearse con las altas esferas de la magia en un tiempo donde podían colgarte por brujería como desgraciadamente pudo vivir en sus propias carnes. Si queréis saber más del libro y conocer más impresiones de otros lectores podéis clicar aquí, donde podréis comprobar que además de escrito, ha sido editado por ella. Sólo comentar que por un precio más que asequible podéis tener acceso a una novela muy buena, una relación calidad precio más que aceptable.

Publicado por Cristina Serrano   

El Atlas de las Nubes, de David Mitchell


Hace un par de años vi un trailer en el cine que me hizo rogarle a mi chico una y otra vez que me regalara un libro: El Atlas de las Nubes, de David Mitchell. Y en esa ocasión (a diferencia de muchas otras) quiso el destino que no me fallara la intuición, ya que disfruté sobremanera leyendo estas ¡6! historias que se cruzan y se entrelazan a lo largo de la historia. 

Me explico. El Atlas de las Nubes requiere atención, paciencia y tiempo, no es una lectura ligera pero atrapa sin quererlo. El argumento se basa en seis historias, seis vidas, seis experiencias vitales que ocurren cronológicamente del principio a la mitad del libro, y que decrecen cronológicamente de la mitad al final. ¿Confusos? Está bien, seguimos. Cada decisión de cada personaje afectará a la historia siguiente puesto que todo es una red bien tejida en la que cada movimiento afectará en mayor o menor medida a su homólogo en su historia siguiente. 

¿Aún me estáis leyendo? De acuerdo, para liaros más, comentaros que (en la versión cinematográfica) sólo 6 personas llevan el peso de las historias siendo aquí más patente que en el libro que los personajes fluyen a lo largo de la historia. La curiosidad de la versión escrita radica en las diferentes topografías, dialectos y formas de comunicación de cada una de las historias.

Estos 6 relatos transcurren desde el siglo XIX hasta un futuro postapocalíptico. El Atlas de las Nubes comienza con la historia de Adam Ewing, quien relatará su tortuoso viaje en barco en el siglo XIX escribiendo un diario, que años más tarde llegará a las manos del compositor Robert Frobisher, quien compondrá "El Atlas de las Nubes" tres años antes que estalle la II guerra Mundial. Esta canción la encontrará una periodista de los años 70 en una tienda de discos. Y no quiero desvelar más, ya que como éstas aún le suceden 3 historias más, con un filo hilo de conexión, llámenle karma casualidad o como quieran hacerlo. Al llegar a la mitad de libro, la historia deshace su intrincado nudo y vamos resolviendo cada una de las historias en un viaje lleno de emociones: ira, ternura, traición, confianza, y por encima de todo amor.

La esencia de la(s) historia(s) es comprender que da igual el medio (carta, diario, música, o incluso un telefilm antiguo), lo esencial es el MENSAJE y como éste cala en generaciones venideras o es capaz incluso, de cambiar por completo el curso de la historia. Me quedo aquí con una de las frases que leí en su momento, en plena promoción de la película: ¿Es posible que cuando alguien plasme una melodía o escriba una carta esté brindándole al futuro un legado?

Publicado por Cristina Serrano   

Todo lo que podríamos haber sido tú y yo si no fuéramos tú y yo, de Albert Espinosa


“Me gusta dormir, quizá es lo que más me gusta en esta vida. Y quizá me gusta tanto porque me cuesta mucho conciliar el sueño.”

Si hay una palabra que se pueda aplicar, en mi opinión, al comienzo de Todo lo que podríamos haber sido tú y yo si no fuéramos tú y yo, de Albert Espinosa, es inusual. Primero, porque el título le da injustamente al libro un aire de género de autoayuda al que no pertenece en absoluto (de hecho, se trata de una novela distópica) y segundo, porque no es muy común que la afición principal de una persona o personaje sea dormir. Mucho menos si ese personaje es el protagonista. Al empezar una historia de ficción esperamos del personaje principal que tenga aficiones peculiares como coleccionar mariposas, ediciones diferentes de El guardián entre el centeno o salvar damiselas en apuros saliendo en mallas de una cabina. Cosas heroicas o estrambóticas que lo hagan único. Y sin embargo, que la principal afición del protagonista sea dormir lo convierte en más especial que cualquier otra.

A través de Marcos, su dormilón protagonista, Albert Espinosa nos traslada a un mundo distópico en el que la gente vive su vida como vosotros y yo vivimos la nuestra pero con una particularidad crucial: muchos han dejado de dormir gracias a un medicamento que permite, en una sola toma, permanecer en vela para siempre. La trama de Todo lo que podríamos haber sido tú y yo si no fuéramos tú y yo se urde a partir del supuesto de la posibilidad de dejar de dormir y gira en torno a una decisión: la de si el protagonista, que ama el sueño, tomará el medicamento o no. A partir de aquí se articulan varias subtramas que, en ocasiones, parecen estar al mismo nivel de importancia que la principal pero, puesto que la característica fundamental del mundo ideado por Espinosa es el sueño (o la ausencia del mismo), en mi opinión es esta decisión la que vertebra la historia y da pie a todas las demás. Y recalco, decisión. Porque estamos ante una novela de decisiones.

La novela está muy bien contada en primera persona y matizo que muy bien porque a veces los libros en primera tienden a perderse en los vericuetos mentales del personaje que cuenta la historia en una suerte de literatura improductiva que, en este caso, no se da. Todo lo que Marcos nos cuenta tiene un papel en la historia y además, Espinosa consigue desgranarlo poco a poco de manera natural, como si tuviera que ser contado así y no de otra manera, creando un acertado clima de tensión constante sin escamotear de forma poco honesta datos al lector para mantener el suspense. Espinosa lo muestra todo, pero en el momento justo en que debe ser desvelado. Ni antes ni después. Esto, junto con la prosa ágil y sin artificio de Espinosa, contribuye a que la novela se lea de una sentada.

Sin embargo, quizá sea conveniente avisar al lector potencial de que, por mucho que el texto enganche y pida que no lo dejes en la mesa hasta el día siguiente, no es mala idea ir poco a poco, porque la historia es... incómoda. Como una decisión. Espinosa plantea un dilema moral tras otro que el lector se va proponiendo y resolviendo al mismo tiempo que el personaje, sin que el resultado tenga que ser necesariamente el mismo. Ésa esa otra de las grandes aportaciones de la novela: que trasciende la literatura para “obligar” al lector a hacerse preguntas: ¿qué harías si muriera la persona a la que más quieres en el mundo? ¿y si pudieras dejar de dormir para siempre? ¿qué harías si pudieras ver los recuerdos más importantes de la gente? ¿y si pudieras conocer el futuro? ¿querrías conocerlo aun sabiendo que eso tendría consecuencias en tu presente? Todo lo que podríamos haber sido tú y yo si no fuéramos tú y yo es la búsqueda constante de respuestas, en el personaje y en uno mismo, una búsqueda que ayuda a un mejor conocimiento propio mediante el personaje, por comparación de las elecciones de cada uno en cada situación.

Entrando en lo que es la historia distópica en sí y sin desvelar nada de la misma, en mi opinión se trata de un argumento construido sin fisuras en el que los elementos extraordinarios encajan a la perfección dentro del ambiente que Espinosa crea desde la primera frase y que dan como resultado una novela creíble a pesar de ser cercana a la ciencia ficción.

Formalmente hablando llama la atención la división en capítulos por lo original y acertado de los títulos que acompañan a cada uno de los mismos. De hecho, yo diría que los títulos de cada capítulo son “mejores” que el título del libro en sí, ya que para comprender cuán bien está titulada esta obra de Espinosa es necesario haberla leído entera y hasta llegar ahí, el título crea bajo mi punto de vista prejuicios inmerecidos hacia ella.

Siempre he pensado que lo peor que les puede pasar a un libro y a una persona es parecer lo que no son y que los conozcan de oídas. En el caso del libro que nos ocupa, antes de leerlo estaba convencida de que se trataba de un libro de autoayuda y como no hay género que me resulte menos atractivo, lo cierto es que era uno de esos libros que veía en las estanterías de las librerías y que, por mí misma, no hubiera comprado jamás. Las opiniones sobre él que tenía tampoco invitaban demasiado a su lectura. No porque fueran malas (que no lo eran) sino porque no dejaban claro que el libro es una novela y no una sarta de consejos sobre cómo ser feliz después de una ruptura amorosa o cómo cambiar tu personalidad para ligar siendo aceptado socialmente.

Así que, después de leerlo y comprobar por mí misma que no sólo no es un libro de autocompasión sino que se trata de una novela de lo más original, me quedo con dos enseñanzas fundamentales que se aplican, a mi parecer, tanto en los libros como en la vida, en una especie de metaliteratura vital: que es aconsejable meditar bien si queremos conocer nuestro futuro (por si trae consecuencias en el presente) y que para juzgar un libro con propiedad, primero hay que leerlo. Os recomiendo, encarecidamente, que le deis una oportunidad a éste y que si lo hacéis, tengáis a mano una libreta. Os vais a encontrar con un buen puñado de reflexiones y frases con las que os sentiréis tan identificados como para querer que no se os olviden.

Publicado por Casiopea   

Los niños del Brasil, de Ira Levin


"Noventa y cuatro hombres tienen que morir en las fechas señaladas y en un plazo de dos años y medio. Todos tienen 65 años. Su muerte constituye el último paso de una operación a cuyo éxito tanto yo como la Organización hemos dedicado muchos años, un gran esfuerzo y buena parte de nuestra fortuna. La esperanza y el destino de la raza aria dependen del resultado."

Así comienza uno de los libros que más impacto me causó al leerlo con 16 años. Recomendado por mi profesora de genética, caí en las garras de esta impresionante historia, que parte de esta base: el asesinato de un centenar de hombres, al parecer sin nada en común; de diferentes nacionalidades y ocupaciones. Sin embargo, por algún extraño motivo, están en una lista negra y empiezan a morir. 

Los niños del Brasil fue escrito en 1976. Aunque el tema que trata puede no parecer tan sorprendente en los tiempos que corren, al leer un libro siempre intento situarme en su marco histórico para comprender el alcance de su contenido. Y es innegable que fue innovador por las técnicas y cruel en su argumento, con un científico loco, frío y calculador. 

Partiendo de un personaje real (aunque la trama es ficticia), nos relata las vivencias y esfuerzos del Dr. Josef Mengele, acérrimo seguidor de Hitler, quien después de la segunda guerra mundial se refugia en las selvas brasileñas donde monta un laboratorio y comienza a clonar (once clones en total) a su ídolo. Es quizá este tema el que más inadvertido pasa en la novela y que quizá hoy en día hubiera podido atraer a más lectores: el exilio de los nazis en Sudamérica.

Para no desprenderse del factor ambiental y educativo de los pequeñines, Mengele trata de recrear y reproducir cada uno los episodios que marcaron la vida del líder nazi. Así que escoge a 94 familias en circunstancias similares a las del propio Hitler y les entrega uno de sus clones a cada una, para 14 años después, organizar una matanza de todos los padres adoptivos, así como ocurriera en la vida del verdadero Hitler. 

Al otro lado de la conspiración, nos encontramos al protagonista, al bueno, al que todos tomaron por loco. Lieberman será el encargado de destapar toda esta conspiración y evitar así la instauración del IV Reich. A lo largo de la novela descubrimos dos personajes totalmente opuestos y a la vez parecidos: dos viejos sin apoyo económico ni moral para los que el tiempo juega en contra y que no consiguen despegarse de sus pasados de viejas glorias, ya sea como alabado científico loco y mano derecha del Fuhrer o como aclamado cazador de nazis.

Magistralmente protagonizada por Gregory Peck y Laurence Olivier, la adaptación cinematográfica de esta obra literaria, rodada en 1978 por Franklin J. Schaffner, es bastante fiel al libro, lamentablemente con un guión demasiado "literal" en algunas ocasiones. Los niños del Brasil se convirtió en una de las primeras películas en tratar temas como la clonación y duplicación humanas que posteriormente han dado para numerosas historias escritas o filmadas, motivo por el cual hay que adentrarse en la historia siendo consciente de los años que lleva ya a sus espaldas.

Publicado por Cristina Serrano   

El imposible olvido, de Antonio Gala


Este libro llegó a mis manos de casualidad. Se lo regalé a la que en aquel momento era mi suegra, una de las personas que más he querido en la vida, y sólo recuerdo que lo leyó del tirón y me dijo: "Esto has de leerlo". 

Así que no sin cierto escepticismo, ya que no es mi género favorito, me lancé a la piscina con mi primero de Antonio Gala (y he de confesar que el último). No me malinterpretéis, no es que no me gustara o no lo disfrutara, todo lo contrario, es sólo que sabía que ningún otro me aportaría lo que éste. Y de hecho me costó abandonarme a sus páginas hasta que fui atando cabos de la historia, o al menos la historia que yo fui creando en mi imaginación.

La historia la narra la hija de Gaspar Barahona, ya que él en vida a nadie se atrevió a narrarla por el miedo a ser tomado por loco. Transcurre en plena época franquista, y la historia nos cuenta cómo Gaspar, en su etapa adolescente, conoce a Minaya Guzmán, un personaje que, como Gala dice "turbaba a hombres y mujeres, enamoraba a niños y a perros. Minaya Guzmán, un misterio". Todo en la vida de Gaspar transcurre pacíficamente, sus sueños poco a poco se van haciendo realidad, siempre con esa sombra de Minaya Guzmán a su alrededor. Una serie de sucesos, uno en especial, marcarán su decadencia y lo llevarán al final de sus días con un terrible secreto a sus espaldas: Minaya no es humano. 

Es por eso que Gaspar en un momento cumbre de la narración se plantea sus sentimientos hacia Minaya. Y no me gustaría desvelar más de la historia por si alguien quiere leerla. Decir también que la historia está dividida en tres partes en orden cronológico y que si bien las dos primeras enganchan, la última es más lenta, quizá para corroborar esa decadencia del personaje y esa perdición que siente.  Mi pega personal, por mi forma y ritmo de lectura, es que es denso, profuso en descripciones, pero así es Gala, una narrativa altamente descriptiva que te hace correr el peligro de desconectar en capítulos en los que transcurre menos acción. 

Para terminar, os dejo aquí dos frases que me hicieron plantearme por completo la historia y tener que reordenar mis pensamientos para entender a qué me enfrentaba con esta novela. Si queréis prendaros de Minaya Guzmán, ésta es vuestra novela. 
"No estamos solos ni podemos ser sustituidos. Nadie. Ninguno... Esa es quizá la verdad que buscamos, la única que nos hace libres".  
“No soy de aquí”, confesó en una ocasión pero no supieron entenderle porque era, sin serlo, como nosotros. Parecía un hombre pero su perfección, su belleza y la sonrisa de sus ojos debieron alertar sobre su diferencia. Era más justo y más pacífico, más respetuoso, sobre todo, más sereno, parecía estar iluminado por dentro. ¿Era un sueño o era más vida que la vida?  

Publicado por Cristina Serrano   

¿Por qué me comprasteis un walkie talkie si era hijo único?, de Santi Balmes


La primera vez que oí hablar de ¿Por qué me comprasteis un walkie talkie si era hijo único? me dirigía a mi trabajo mientras escuchaba la radio. Hablaba Ángel Carmona de Hoy Empieza Todo en Radio 3 (no te mueras sin haber escuchado nunca Radio 3) sobre el curioso hallazgo de un niño prodigio de la música, que durante la década de los 60 y 70 del pasado siglo había compuesto una serie de canciones que habían sido atribuidos a otros autores (tales como el Duo Dinámico o Nino Bravo) pero que en realidad pertenecían a Constancito Obs, una especie de Joselito, que había sido denostado de forma premeditada por su compañía discográfica. 

Aquello sonaba raro, pero me lo creí. Y más cuando aportaron cortes de audio de personajes como Salomé o Augusto Algueró hablando de este fenómeno. Realmente inquietante. Y todo había salido de una investigación realizada por Santi Balmes (cantante y líder de Love of Lesbian) y Ricardo Cavolo. Ahí empezaron a chirriar mis atrofiadas neuronas. El final de esa entrevista no os lo cuento, os invito a que lo escuchéis y disfrutéis de un rato muy entretenido de radio (Entrevista a Santi Balmes en "Hoy Empieza Todo" de Radio 3)

Imagen: Lidia León
Andando en el tiempo, los Magos de Oriente dejaron bajo mi árbol un pesado volumen de tapas duras, a todo color, repleto de ilustraciones y con 400 páginas: ¿Por qué me comprasteis un walkie talkie si era hijo único? Editado por Futurbox Project y La Vecina del Ártico, publicado por Principal de los Libros, escrito por Santi Balmes e ilustrado por Ricardo Cavolo, el resultado ha sido una historia onírica, cargada de sexo, drogas, surrealismo y rock and roll.

Santi Balmes nos acerca la historia de Constancito Obs, un extraño personaje con un don especial para la música que recorre la España tardo-franquista y la Sudamérica de las dictaduras realizando actuaciones musicales, haciéndose pasar por ciego, engañado por un representante enganchado a la coca, una madre falodependiente y un padre biológico declarado incapacitado mentalmente por un psicólogo sobornado por la casa discográfica que se queda con el mayor porcentaje de las ganancias que genera Constancito.

El proceso narrativo cae en la figura de Fernando Obs, hijo del anterior, que tras encontrar una serie de documentos ocultos sobre la verdadera vida de su padre, decide realizar una biografía a modo de reivindicación. De esta forma, la novela transcurre en dos lineas espacio-temporales distintas: la de la historia en el pasado de Constancito; y la de la historia en el presente de Fernando. Esta dualidad espacio-temporal consigue dar dinamismo a la lectura en la primera de las tres partes en las que se divide el libro, pero en la segunda y tercera, la narración se centra más en el pasado, haciendo que ese dinamismo se diluya, lo que a mi juicio provoca una perdida de interés por la historia.

Quizá a esto también contribuya la gran carga surrealista del libro. Es notorio que tanto el texto de Santi Balmes, como las ilustraciones de Ricardo Cavolo, están hechas para provocar risa, diversión, esparcimiento... en el lector. Pero no es menos cierto que algunos de los pasajes de la novela son demasiado surrealistas. Digo demasiado, muy muy surrealistas. Es decir, pensar que una mujer puede dar a luz a lemur, o que una persona es capaz de amputarse de forma voluntaria sus extremidades para satisfacer las fantasías sexuales de su amado, es el resultado de un proceso paranoico-crítico que ni el mismísimo Dalí hubiera sido capaz. Y eso es solo una muestra. El libro está repleto de ilustraciones que evocan un mundo onírico en el que todo es posible. La conjunción Cavolo-Balmes es de lo más fructiféra en este sentido, ya que el primero es capaz de dar forma a todo el imaginario del cantante de Love of Lesbian. Pero desde mi humilde posición, he de decir que el abuso del surrealismo provoca rechazo y hartazgo.

Lo mejor para abordar este libro es hacerlo sin ningún tipo de prejuicio ni expectativa. No es un libro hecho con el objetivo de ofrecer al lector una historia redonda con un principio y un final que permitan cerrar un ciclo. Hay principio y hay final, pero entre medias quedan muchas puertas abiertas que dejan paso a imaginar diferentes finales u otras posibles combinaciones. Quizá lo mejor es dejarse llevar por la prosa sencilla y directa de Balmes sin preguntar cómo y por qué a cada momento, dejar tu mente en blanco, libre de preocupaciones para deleitarte cada día con una dosis suculenta de historias imposibles. Es como la "cara b" de un disco de rarezas.

A los fans de John Boy, a los que tienen ojos spontex, a los que conviven con vecinas que vienen del Ártico y se aman a si mismos profundamente, este libro nunca los defraudará. A los que estamos enganchados al mundo lesbiano nos es fácil imbuirnos en la paranoia diaria de ¿Por qué me comprasteis un walkie talkie si era hijo único?. A los demás, a los que pensáis que esto solo puede gustarle a los tarados, bueno, quizá llevéis razón, pero nunca descubriréis la historia de cómo Constancito llegó a ser Elvis Presley y James Brown a la vez, ni habréis oído nunca hablar de Spandau Latex, ni cuál es el verdadero origen de temas tan nuestros como Libre, ¿Por qué te vas?, Soy un truhan, o por qué los Radiohead cambiaron su estilo de música en su disco Ok Computer.

Nota: quiero dedicarle esta reseña a Laura (mi Reina Maga), a The Mozos y a la Mesa 7.


Publicado por Carlos Masó

Doppelgänger o el gemelo malvado

Hoy no traigo una reseña, sino un término relacionado de la misma manera con la literatura, el cine, la televisión e incluso la pintura, y es el término del "gemelo maldito" o su vocablo alemán, Doppelgänger. Su nombre nos indica Doppel (doble) y Gänger (andador), para que nos entendamos, un doble nuestro que coexiste en nuestra época y camina paralelamente a nosotros. Este término fue acuñado por primera vez en la novela Siebenkas del poeta y filósofo Jean Paul Richter. Las teorías que explican el término Doppelgänger son infinitas, aunque normalmente convergen en un doble de aspecto exacto o muy similar al nuestro pero de moral invertida, que lo puede llegar a hacer maligno. A partir de aquí, las teorías sobre la clonación, universos paralelos o incluso viajes en el tiempo refuerzan la existencia de estos gemelos malvados. Robert Louis Stevenson lo hace a través de un brebaje en el Dr Jekill y Mr Hyde, e incluso hay quien ve uno de estos gemelos en Frankestein de Mary Shelley. Hasta Wally de ¿Donde está Wally? Tiene un "alter-ego" gemelo a el que viste de amarillo y negro.

Veamos como el término no nos resulta tan extraño. En literatura lo hemos oído incluso con este mismo término de Doppelgänger de mano de Julio Cortázar en Rayuela, o en el Hombre Duplicado de Saramago, donde el protagonista descubre a su doble a la edad de 38 años. Y no podemos olvidarnos de uno de los desdoblamientos más malvados que nos ha dado la historia de la literatura, y que fue Jack Torrance de El Resplandor, novela magistral de Stephen King.¿Y qué me decís de Cisne Negro? Como podéis ver, la lista es interminable...

Si nos adentramos ya en otros aspectos del término podemos incluso ¡alucinar! con la historia de Edward Mordrake, quien no teniendo bastante con padecer de un doppelgänger, el suyo vivía aposentado en su propia nuca, nadie lo escuchaba excepto él mismo. Edward acabó con su vida a los 23 años e incluso dejó escrito que antes de enterrarlo le extirparan esta segunda cara para poder "descansar en paz".

 Sin duda, si un Doppelgänger marcó un antes y un después en mi vida, fue en el año 1991, la primera vez que vi Twin Peaks. Quien haya tenido la suerte de haberla visto sabe de lo que hablo, y si no la habéis visto, ¿a qué estáis esperando?. Bob (y aquí no desvelo nada que no se sepa desde un principio) es uno de los dobles que más pesadillas ha causado durante los 90. Y debe ser que me gustan los dobles, oigan, porque este término me ha perseguido en cuanto he leído, en cuánto he visto en televisión o en cine. No es de extrañar que me enamorara de los universos paralelos de Fringe, del "Doppelgänger" de Walter y de Olivia. 


Otras teorías, ya las más conspiratorias, nos aseguran que cada uno de nosotros tenemos 7 alter-egos repartidos por el mundo y que viven nuestra misma época, quizá en un lugar recóndito del mundo, quizá a la vuelta de la esquina. Yo no me molestaré en "buscarme" no sea que no me guste lo que encuentro... Y vosotros, ¿Tenéis un doppelgänger favorito?

Edito unas horas después para corroboraros que los Doppelgängers me persiguen. Poco más de una hora después de escribir esta reseña empiezo el relato "El espejo" del libro de 24 relatos de mi querídisimo Haruki Murakami "Sauce ciego, mujer dormida". Quien quiera leer como describe Murakami con su maestría habitual un Doppelgänger a través de un espejo, que lo lea, y ya de paso, que se acabe el libro, y después que vaya con los otros de Murakami, que no defraudan.

Publicado por Cristina Serrano

La historia interminable, de Michael Ende


Nunca un libro ejercitó tanto nuestra imaginación como éste: la Historia Interminable, del grandísimo Michael Ende. Cualquiera puede intuir, simplemente al abrirlo, que estamos ante un libro especial, editado en tinta de dos colores, rojo y verde (almenos mi edición) para diferenciar la Realidad (donde vive Bastian) al Reino de Fantasía.

Bastian es un niño retraído, tímido, al que le encanta leer. Un día se adentra en la librería de Karl Konrad Koreander y se lleva el libro que el malhumorado librero estaba leyendo. Bastian se resguarda en un cuarto de mantenimiento de su colegio y comienza a leer: La Historia Interminable.



El Auryn, colgante de poder que lleva Atreyu

La primera vez que lo leí lo devoré, y quizá tenía 8 u 9 años, no más, me podía pasar horas seguidas leyendo. Es la historia del Reino de Fantasía, donde viven todos los seres que en algún momento alguien imaginó, alguien pensó que pudieran existir. Pero desgraciadamente Fantasía se muere, su emperatriz (la emperatriz infantil) está enferma porque ya nadie tiene imaginación. En Fantasía, el prota es Atreyu, un Piel Verde, y Bastian guiará sus pasos para que, junto a Fújur, un dragon blanco, ayuden a la emperatriz y puedan así salvar Fantasía antes que sea devorada por la Nada (¡que miedo me dio ese concepto cuando lo leí por vez primera!)

Es un libro precioso, bien escrito y muy cuidado en sus detalles. La tinta a dos colores lo hace un libro especial, y cada capítulo comienza con una inicial del abecedario, en mi edición, con un dibujo detalladísimo. No puedo imaginar el placer que debe sentirse al leer este libro sin haber visto antes la película (no muy fiel, he de decir… o más bien, demasiado simple para la compleja idea que nos pretendía inculcar Michael Ende)


Pregunta de Trivial "porque-narices-no-es-azul?"

Supongo que cualquier niño que disfrute leyendo en algún momento se ha podido sentir un poco “bicho raro” como el prota, Bastian, así que otro motivo más para darle una oportunidad. Si queréis volver a ser niños, dejad que sus paisajes os atrapen y adentraros a conocer a Atreyu el guerrero, Fújur el dragón, Gmork el hombre-lobo (que miedo), Engywuck y Urgl, la pareja de gnomos, y así un largo etcétera de personajes. Un relato sobre la importancia de la fantasía, de la imaginación, que leeréis ahora si no lo habéis hecho aún y querréis que vuestros hijos lean en algún momento de su vida.

Pero eso es otra historia y, por tanto, debe ser contada en otra ocasión… :-)

Publicado por Cristina Serrano

Contact, de Carl Sagan


Hoy vengo con película basada en libro. No os preocupéis, es una buena película (sí, ¡existen!). Se trata de Contact, la película basada en la novela homónima de Carl Sagan y dedicada a él un año después de su muerte. Como buena aficionada a la lectura de ciencia ficción, nombrar a Carl Sagan era obligatorio.


A grandes rasgos la película nos narra la investigación que Ellie Arroway efectúa sobre la detección de señales provenientes de otras civilizaciones tecnológicas, a través del análisis de señales electromagnéticas. Siete años después de un arduo trabajo sin frutos aparentes, una señal del sistema Vega es captada por el equipo de Ellie. Este mensaje resulta ser una serie de números primos, que a su vez van acompañados de una doble señal televisiva. Al profundizar en esta señal, se dan cuenta que “alguien” nos ha devuelto la primera imagen que se envió al espacio; Hitler inaugurando los JJOO del año 1939. Superpuestos a esta señal, se encuentran unos planos para construir un vehículo. Es en el proceso de construcción de esta máquina, y en la selección del personal que la guiará hacia el espacio, es donde más se cruzarán ciencia, religión y política.

Finalmente, cinco científicos viajan al espacio, Ellie entre ellos (en la película sólo viaja Ellie), y allí se reencuentra con su padre fallecido, sin duda alguna forma de vida extraterrestre, con un momento de diálogo buenísimo en la película:


“Sois una especie interesante. Una mezcla interesante. Capaces de los sueños más hermosos y de las más horribles pesadillas”.

Uno de los problemas que suponía el viaje intergaláctico era el de la distancia, lógicamente, así que los investigadores e ingenieros del artilugio coincidían que cuando Ellie volviera habrían transcurrido 50 años en la Tierra, si es que conseguía volver. A su regreso, se asombra que no hayan pasado esos 50 años, aunque le sobreviene una sorpresa mayor cuando le comunican que la nave no se ha movido de su sitio, que simplemente cayó en unas décimas de segundo, y la acusan de falso testimonio. Incluso en una investigación posterior utilizan un argumento suyo (el de la navaja de Occam) para echar en falso su relato. Ellie vuelve sin evidencia empírica de su viaje interestelar, y es aquí cuando descubre la importancia de la Fe. 

Sin embargo, la conspiración está ahí, y los instrumentos científicos demuestran que se grabaron 18 horas de estática en la cámara de Ellie, el mismo tiempo que ella “se sintió” en el espacio. Para mí las escenas del “agujero de gusano” y cuando ella se ve dentro de una recreación de una playa de Pensacola son de una belleza increíble. La película es del año 1997 y para mí los efectos son inmejorables, tanto la angustia que se vive viendo a Ellie atravesar los agujeros de gusano como esa galaxia que ella admira en el cielo desde no-sabemos-donde. En resúmen, una película muy muy buena para ver (aunque bastante extensa) y si además te gusta la ciencia ficción, entonces es imperdible.

Puntos a remarcar:

- Ese mensaje de Hitler, y alguien comentando que tenía "guasa" que Él fuera nuestro embajador en el espacio (¡Y qué razón tiene!)

- Los agujeros de gusano, y esa especie de átomo gigante que es el vehículo.

- Como ya he comentado, esa galaxia que Ellie ve desde abajo... impresionante. 

- No recordaba porqué no me gustaban ni Jodie Foster ni el amigo teólogo... ahora después de verla otra vez... lo he recordado ¬¬
Publicado por Cristina Serrano   

El día de los Trífidos, de John Wyndham

El día de los trífidos es una magistral novela post-apocalíptica del año 1951, escrita por el británico John Wyndham. Escrita en plena guerra fría, encontramos varios matices que nos lo demuestran, como el miedo a la aparición de amenazas biológicas. La historia comienza con su protagonista (Bill Masen) despertando en una cama de hospital por un accidente acontecido con un trífido, un híbrido animal-planta que como su nombre indica se sostiene sobre tres raíces.


Bill trabaja como biólogo en una planta depuradora de aceite de trífido, valiosísimo a nivel industrial por su bajo coste de producción y su alto rendimiento. Un compañero de trabajo de Masen le hará meditar sobre la peligrosidad de la especie (se intuye que engendrada por una mano humana) que no sólo se mueve balanceándose sobre sus tres raíces, poseen un aguijón capaz de matar a un ser humano, y para colmo parecen tener una conciencia colectiva, siendo su única debilidad su ceguera. Un desafortunado accidente aeronáutico propagará sus semillas por diversos países.


Cuando Bill despierta y por fin se atreve a quitarse unas vendas que le cubren la cabeza, puesto que nadie parece acudir en su ayuda, cae en la cuenta de la gravedad del asunto. Su doctor se ha quedado ciego, así como gran parte de la ciudad de Londres. El motivo parece ser una lluvia de estrellas que ciega a la población y de la que él se libra por sus vendajes.

A partir de aquí la historia se basa en las relaciones humanas en tiempos de debilidad, el instinto de supervivencia, y toca todos los palos posibles que los diferentes habitantes (y supervivientes) acatan para reestablecer el orden en las calles de Londres; religión, valores morales, feudalismo, dictadura, etc.

Mientras tanto, los trífidos escapan de las granjas y ven en esta ceguera colectiva su gran oportunidad de dominar el mundo, acabando con la vida a su paso.

Quizá me hubiera pasado por alto incluir esta reseña, pero comencé a leer este libro un miércoles 8 de mayo, exactamente el mismo día de la semana y número en el que Bill Masen despierta en ese hospital, y dada la casualidad me animé a leerlo y compartirlo con todos vosotros. La novela es terriblemente buena, si bien se echa de menos el asunto de los trífidos a mitad de la novela. No obstante resulta angustiante tanto el tema de la ceguera como el sobrepasamiento de los límites morales. No demasiado extensa, es una novela altamente recomendable para los amantes del género (me consta que no sus versiones en forma de miniserie y película sobre las que no puedo opinar).

Historia imperdible de ambición sin límites e insolidaridad, amén de crear un temor terrible en la manipulación genética. Ya no miraréis con los mismos ojos esos geranios que tenéis en vuestro balcón, yo aviso.

Publicado por Cristina Serrano

El Fin del Mundo y un Despiadado País de las Maravillas - Haruki Murakami

Os presento hoy todo un ejercicio a la imaginación, en este libro que os presento: El Fin del Mundo y un Despiadado País de las Maravillas. A día de hoy, es el libro de Murakami que más me ha gustado, quizá porque es él en estado puro, el Murakami más onírico y surrealista.
En esta obra dos historias paralelas transcurren en dos escenarios completamente opuestos, la primera trama tiene lugar en el presente (o en un futuro cercano), donde su protagonista, narrador y anónimo, sopesa las posibilidades de trabajar para una turbia institución gubernamental como "Calculador", gracias a su mente prodigiosa.  Subirá a un ascensor que lo transportará a una nueva dimensión, donde su nuevo "jefe" será un escalofriante científico, aislado en las alcantarillas y rodeado (y salvaguardado) por tinieblos, unas tenebrosas criaturas nada pacíficas. Inconscientemente evoco esta parte del libro de un color "azul húmedo" si es que eso existe. 


La otra línea narrativa trata también sobre un protagonista anónimo, que de repente se encuentra a sí mismo en las puertas de una ciudad amurallada, sin saber qué hace allí y sin sospechar al principio que no hay escapatoria posible a esa gran fortaleza. Para mí esta línea argumental tiene un marcado "amarillo soleado". Tiendo a imaginar este tipo de sensaciones al leer un libro, si alguien ha dejado de creer en mi cordura, por favor, hacédmelo saber (ejem..) Pronto nuestro protagonista empezará a experimentar algunas sensaciones extrañas, como no tener sombra, verse arrebatado de ella sin sentido alguno. En la cárcel en la que se encuentra, se le encomendará la ardua tarea de leer sueños en cráneos de unicornios. Será enviado a la biblioteca del lugar con la tarea de trabajar como "lector de sueños", interpretando las consciencias colectivas de unicornios dorados que habitan en la región.


La estética y forma del libro no defraudan. Murakami alterna capítulos de las dos realidades, con lo que nos obliga a leer siempre "un capítulo más y paro". La trama no decae,  te mantiene enganchado de una historia a otra. A mi humilde entender, es una pelea infinita entre consciencia y subconsciente, y la sensación que tuve al acabarla es que era lo más parecido a una escena de David Lynch que había leído nunca. Todo el libro en sí es una dualidad, frío-calor, seco-húmedo, acción-pensamiento, como bien podéis comprobar los oficios de los dos protagonistas son sin ir más lejos Calculador-Lector de sueños, más antagónicos imposible.

Las dos líneas argumentales finalmente confluyen, no podía ser de otra manera, pero eso es algo que el propio lector deberá descubrir adentrándose en su lectura. El disfrute de la misma tiene mucho que ver con lo que nos dejemos "engañar" por el autor. Con Murakami más vale dejar a un lado los literalismos y jugar a su juego, para poder disfrutar plenamente de lo que nos ofrece. Este libro es como subir a una montaña rusa, si subimos en el ascensor inicial, y en él atravesamos los subterráneos de Tokio de la mano del autor, ya no habrá vuelta atrás. Pero os garantizo que el viaje valdrá la pena.
Publicado por Cristina Serrano