La ladrona de libros, de Markus Zusak



“Primero los colores. Luego los humanos. Así es como acostumbro a ver las cosas. O, al menos, así intento verlas.”

Con estas aparentemente inocuas y sencillas palabras comienza Markus Zusak la narración de La ladrona de libros (Lumen, 2007), una novela que sorprende ya desde la primera página. Porque, tras las cuatro frases del principio llega el “pequeño detalle” que nos presenta a la verdadera narradora y que marcará toda la trama: es la Muerte quien, de manera brillante y original, cuenta la historia de Liesel Meminger y se sirve de ella y de la literatura para hablar del horror de la Alemania nazi en la época de la Segunda Guerra Mundial.
Pero, hagamos las cosas bien. 

Como diría la Muerte: primero los personajes. Después la historia. 

Los principales, sobre los que gira toda la trama, son cinco: Liesel (alias “saumensch” y ladrona de libros de brillante carrera), Hans y Rosa Hubermann (alias los padres adoptivos de Liesel), Max (alias el judío del sótano que debe morir y escribe una historia para Liesel en las páginas de Mein Kampf) y Rudy Steiner (alias “saukerl” e imitador de Jessy Owens). 

Junto a estos cinco, Zusak despliega una constelación de secundarios imprescindibles para el desarrollo de la historia. En La ladrona de libros no hay lugar para el azar. Al fin y al cabo, es la Muerte quien ejerce de maestra de ceremonias. Y ella siempre cuida los detalles. 

Ahora sí, vamos con la historia. 

Liesel llega a Molching, un pueblecito cercano a Múnich, cuando ya ha robado el primer libro. Y en un cementerio, nada menos. Vive en casa de los Hubermann, sus padres adoptivos. El señor Hubermann es pintor, aunque su verdadera vocación es tocar el acordeón, algo que aprendió del judío Erik durante la Primera Guerra Mundial. La señora Hubermann lava y plancha para los ricos de Molching pero tiene vocación de rica; quizá por eso es brusca y malhablada, aunque verdaderamente aprecia a Liesel y sus modales rudos no son más que una manera de educarla para que sea lo que considera una mujer de provecho. El mejor amigo de Liesel es Max: alto, desgarbado, judío; con el cabello como un puñado de plumas. Todo lo que cabría esperar de alguien que llega en mitad de la noche pidiendo auxilio a un hombre al que ni siquiera conoce. Rudy Steiner es vecino de Liesel y tiene una obsesión aún más grande que la de ser como Jessy Owens: besar a nuestra pequeña ladronzuela. 

A partir de estos cinco personajes, Zusak crea una trama en la disecciona la Alemania nazi de la Segunda Guerra Mundial: las desigualdades sociales encarnadas en Rosa, el desacuerdo de una parte de la población con los planes del Führer personalizados en Hans, el horror de todo un pueblo (el judío) hecho carne en Max, la solidaridad por lo que crees justo por encima incluso de la familia simbolizado en la protección de Hans brinda a un judío aún a costa de perder para siempre la relación con su hijo pronazi. Y cómo los pequeños detalles como rescatar un libro de una hoguera pueden traer consecuencias peores que quemarte las manos: pueden suponer la muerte. Incluso aunque seas una niña. 

Pero La ladrona de libros es mucho más que un relato costumbrista sobre el horror. Mucho más que otro libro con la excusa del Holocausto. Muchísimo más que una novela juvenil. La ladrona de libros es mucho más que una forma original y única de contar a través de la Muerte en la que los colores que se describen, las palabras que se pronuncian y los libros que se roban (o sobre los que se escribe otra historia después de blanquear sus páginas) son elementos fundamentales para entender la profundidad del argumento. Mucho más que guiños tipográficos que ayudan a seguir la historia desde el punto de vista de su narradora y aparecen como pequeños parterres florecidos entre sus páginas. Es mucho más que un intento por limpiar la imagen de la parca, tan denostada, aunque nos cueste creer eso que nos dice de que ella es justa. 

La ladrona de libros es mucho más. Es la necesidad de escapar al horror de la guerra a través de la mente, de la creatividad, leyendo y escribiendo. Es la solidaridad entre personas por encima de ideas y lazos familiares. Es la justicia hasta sus últimas consecuencias. Es la necesidad de seguir siendo persona aunque todo carezca de sentido alrededor. Es la constatación de que el conocimiento es lo único que nos ayuda a conservar nuestra humanidad y nos hace libres. Es una demostración de que, por encima de divisiones artificiales están los sentimientos y que, a veces, no se pueden dominar ni siquiera aprendiéndote de memoria los preceptos de Mein Kampf. Es la necesidad de guardar silencio para salvar la vida y pasarse luego la vida odiándose por no haber muerto. Por haber guardado silencio. Es el mundo visto a través de los ojos de una niña que sólo quería leer y robaba libros para no olvidar sus momentos importantes. Es la vida abriéndose paso entre el gris. La promesa de un beso. En el aire. Incluso después de lo de la Himmelstrasse. Y no saber cuántas veces tendrás que despedirte, para que baste. 

La ladrona de libros es, en mi opinión, una obra de arte. Tanto en la forma como en el fondo. Emociona sin necesidad de caer en la sensiblería o los clichés. Emociona por sí misma porque cada una de las palabras escogidas son las necesarias, las auténticas. Sin adornos ni artificios que desvíen la atención de lo importante. Está maravillosamente escrito de la primera línea a la última. 

Si aún no lo has leído, te recomiendo que lo hagas. Aunque solo sea porque no es muy común que la Muerte se siente a contarte una historia... ni a leer un libro que muere durante un bombardeo y que ha sido escrito por una niña en un sótano.

Publicado por Casiopea    

13 comentarios:

  1. Cristina Serrano Fernández19 de noviembre de 2013, 11:12

    que reseña más bonita... me ha encantado y has hecho que tenga muchas ganas de leerlo y descubrirlo! muchas gracias! encantada de tenerte por aqui!

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  2. Me habían hablado ya de este libro, pero tú me has puesto las ganas de leerlo definitivamente. Preciosa reseña. Bienvenida al equipo :)

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  3. Carmen Alicia Aguado19 de noviembre de 2013, 12:47

    A mí me encantó este libro, y la reseña que has hecho está a la altura del libro. Muy buena reseña, y quien decida leerlo no se arrepentirá.

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  4. Muchas gracias chicas :) A mí es un libro que me tiene enamorada. Lo he leído cuatro veces y me emociona siempre. Espero seguir estando a la altura de las reseñas de la web :) Besos

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  5. Ferran Vendrell-Herrero19 de noviembre de 2013, 14:24

    Muy interesante. No he leido el libro y dan ganas de hacerse con una copia y leerlo.
    En especial siempre me han gustado las historias de la segunda guerra mundial y la peculiar narracion de la muerte tambien me llama la atencion.

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    • Muchas gracias Ferran. Si te decides a leerlo ya nos comentarás. Pienso que te va a gustar mucho :) Besos

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  6. Carlos Javier Ruiz Masó19 de noviembre de 2013, 17:27

    Qué forma más impresionante de comenzar en el blog, Casiopea. Un placer leerte y otro placer será leer esta obra de arte que nos has presentado.

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    • Muchas gracias Carlos :) el libro me gusta tanto que ha sido relativamente fácil. Espero seguir a buen nivel! Un abrazo

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  7. Una reseña especial para un libro muy especial, gracias.

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  8. Me encantó. Me sorprendió. Me emocionó.

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  9. Totalmente de acuerdo: emociona por sí misma, sin necesidad de forzar nada. Es maravillosa.

    :)

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