El Guardián entre el Centeno (J.D. Salinger- 1951)



"Me paso el día entero diciendo que estoy encantado de haberlas conocido a personas que me importan un comino. Pero supongo que si uno quiere seguir viviendo, tiene que decir tonterías de esas".

Lo leí, allá por los años setenta, cuando tenía 19 años y esta hubiera sido mi crítica:

Comprendí desde la primera página al protagonista Holden Caulfield, un chico de 16 años. Su manera de hablar, de pensar y todas sus inquietudes me son cercanas.

Entendí a la perfección su indiferencia ante su expulsión de Pencey, ese colegio en Pensilvania, donde sus padres habían decidido que estudiara, después de ser expulsado de unos cuantos más. Tengo muchos ejemplos a mi alrededor.

La trama me atrapó desde el primer momento. Su manera de contar las cosas es cercana, la entiendo, habla mi mismo lenguaje. 

Tiene esa melancolía que produce la vida cuando andas en busca de no sé qué. Ese hacerte el duro ante las cosas que te dañan profundamente y que siempre quieres disfrazar. Sé que la muerte de su hermano ha sido mucho más desgarradora para él, de lo que quiere hacer ver.
Cuando parte hacia Nueva York, aprovechando los días  que tiene de margen hasta que les llegue a sus padres la carta comunicando su nueva situación, empieza un viaje de libertad como lo hubiera sido  para cualquiera de nosotros. 

Piensa y cuenta sin tapujos lo que todos vivimos en mayor ó menor medida, lejos de ese mundo edulcorado en que nos imaginan los mayores. Habla del sexo de las drogas de nuestras relaciones con los demás. De esas expectativas que por ahora son ninguna, porque sabes que lo que te gustaría es imposible. Siempre estamos pensando en cosas imposibles, para hablar de lo probable ya están ellos, los mayores.

Lo lees y hay momentos en que esperas que ocurra algo terrible. Que él se decida  a hacer algo definitivo, porque nunca lo dice, pero sabes que lo piensa, que duda, que se contiene.
Mira al mundo con nuestros ojos y por eso es una joya de libro y por eso les digo que todo adolescente tiene que leerlo.

Lo he vuelto a leer hace dos semanas para hacer esta reseña y el libro me hace reflexionar acerca de lo poco que cambiamos a pesar del tiempo.

Contado en primera persona,  el lenguaje adolescente ha cambiado bastante poco en su mensaje. Ahora es más duro en su forma, pero en su fondo continúa su búsqueda de ese no sé qué y te atrapa al descubrir que sigue estando vigente. 

La trama de niño bien, tratando de superar traumas familiares y adolescencia a un tiempo sigue siendo de absoluta  actualidad en nuestros días.

El viaje a una  Nueva York de suburbio donde pasea por los bajos fondos de una ciudad fría, experimenta, padece y disfruta en ocasiones como un adulto por el simple hecho de llevar dinero,  hasta recalar en la seguridad  de su casa de clase acomodada, donde una hermana pequeña con una madurez fuera de lo habitual, se convierte en su único refugio, te acerca sin remedio a los miedos e inquietudes que sigues viendo en los jóvenes de hoy en día. A sus temores y a sus angustias por querer vivir cosas, que ni ellos saben a ciencia cierta definir.

Cuando lo lees como adulto, lo ves mucho más gris y melancólico que hace cuarenta años. Lo que en su época escandalizó por tratar temas de los que apenas se hablaba, hoy no causaría ni el más mínimo sonrojo al más mojigato de los lectores, pero te sigue acercando de manera precisa a ese mundo adolescente tan complicado y difícil de entender cuando estas fuera de él.

Sigue siendo la joya de libro que hubiera recomendado cuando tenía 19 años, pero ahora de lectura obligada a los padres. Es una novela que relata con mucha naturalidad lo que siente una mente en formación.

19 comentarios:

  1. Yo lo volví a leer hace poco.
    Es una maravilla.
    Lo recomiendo a todo el mundo.

    Besos.

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    1. A mí me sorprendió el hecho de que después de tantos años, me siguiera atrapando el lenguaje y ese ambiente contenido, lúgubre en mi opinión.
      Me parece una maravilla.
      Besazo y gracias por pasarte por aquí

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  • Inmagina (Territorio sin dueño)10 de diciembre de 2012 16:13

    Joder! me vais a hacer volver a leerlo, casi no recuerdo nada, lo leí hace muchísimo, pero lo tengo por aquí. Para mi hija creo que todavía es demasiado pronto.
    Besos

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    1. Jaajaja Lo cierto es que el tiempo ha cambiado la manera de verlo. Recuerdo que cuando lo leí por primera vez era un libro que te impactaba. Hoy a tu niña le parecería una ñoñada que pensáramos que era rompedor, sin embargo Él, el protagonista sigue estando de plena actualidad y creo que cualquier adolescente se sentiría identificado con él. Lógicamente con otros ojos. Lo que antes era "hablar de sexo" pues hoy en día parece que es tímido en su planteamiento. Pero la inquietud sigue intacta.
      Léelo y ya me dirás si no ves a muchos chicos de hoy día. :D
      Besazo

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  • Siento ser el único,al parecer,que discrepe del resto de las opiniones.
    Mi relación con este libro ha sido de años.Me he pasado años oyendo las excelencias de esta novela y estaba tan convencido de que era excepcional que cuando al fin di con ella y me puse a leerla -no hace mucho- fue tal la decepción que hasta a mí me sorprendió.Con deciros que la terminé sólo por si surgía alguna sorpresa agradable al final.Tal vez se deba a que no la leí como tú,con veinte años,sino ahora con más de cincuenta.Es cierto que retrata muy bien la mente de un adolescente,pero la forma de relatarlo,los monólogos del protagonista sobre todo,creo que son mejorables.O quizás es que en el fondo no la he entendido bien porque no me ha ocurrido nunca con ningún otro libro (exceptuando algunos éxitos de ventas actuales)que viniera precedido de una gran fama como era el caso.

    Un abrazo.

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    1. Tienes razón, es un libro que ha decepcionado a muchísimas personas.
      Cierto es que si lo lees en la edad justa, le encuentras el sentido a esos monólogos en principio simples y repetitivos. Esa secuencia de pensamientos como muy infantiles porque es lo que son, en mi opinión, porque quieren retratar una mente entre el niño y el adulto que es un adolescente. Que de repente quiere ser mayor y a los cinco minutos piensa y se comporta como cuando tenía 8 años.
      Ahora, al volverlo a leer, el encanto radica en que a pesar de que las formas adolescentes han cambiado de forma radical, el fondo lo sigue retratando a la perfección.
      El libro lo que sí es en mi concepto es muy lúgubre.
      Besazo

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